El presidente de la Xunta y candidato del PPdeG a la reelección, Alberto Núñez Feijóo, ha arrancado la jornada de cierre de la campaña que desembocará el domingo en las urnas con una llamada al voto «libre, tranquilo y seguro», así como a la responsabilidad de decidir lo que Galicia «quiere ser» frente a quienes apelan al «miedo» a acudir a las urnas.
«Intento ser presidente de los gallegos y alcalde de toda Galicia», ha proclamado, antes de garantizar que, si los gallegos le dan la mayoría absoluta, el lunes estará «gobernando» con la gestión de la pandemia como «prioridad». También ha asegurado que la aplicación de su programa será «inmediata», como lo será «la estabilidad» y que su Gobierno empezará a diseñar los presupuestos para 2021.
Con el brote de A Mariña lucense como telón de fondo, frente a las fuerzas que apelan a suspender las elecciones en la zona, Feijóo ha cargado contra «la estrategia del miedo a votar», de la que ha dicho que «no tiene nada que ver con la democracia, con la transparencia y con este pueblo adulto que sabe lo que quiere y al que no le gusta que le prohíban ir a votar».
«Pido a los gallegos que participen en el futuro de Galicia, acudiendo 15 minutos a los colegios electorales», ha subrayado Feijóo, quien, preguntado sobre las restricciones de A Mariña, se ha remitido a la instrucción que certifique este mismo viernes el comité clínico que asesora a la Xunta y que será cumplida «escrupulosamente».
En la pasada jornada, había avanzado que la propuesta de la Xunta sería levantar el cierre en casi toda A Mariña a excepción de Burela –donde este mismo viernes ha focalizado el brote– o «algún otro» municipio más afectado.
En todo caso, en declaraciones a los medios, en las escaleras de acceso a la Praza do Obradoiro y con la Catedral detrás, el presidente ha recordado que en 2016 «fueron a votar en A Mariña 55.000 personas», mientras que «el número que han dado positivo en el test ahora están en torno a 200 o 200 y pico».
«Vamos a ver las PCR definitivas pero estamos hablando de 55.000 personas que fueron a votar en 2016 y unas 200 personas a las que planteamos que no vayan a votar ahora. En esa proporción es bastante fácil entender por parte de todos que no podemos cercenar los derechos de 55.000 votantes», ha defendido, antes de reiterar que el brote ha sido «parametrizado» de forma «correcta».