Compresas calientes o frías: Aprende cuándo y cómo usarlas efectivamente

El uso de compresas calientes o frías es muy común por su alta efectividad al momento de tratar algunos tipos de lesiones. Sin embargo, muchas veces no son aplicadas de manera correcta para el tipo de patología o lesión que se presenta. La termoterapia (con calor) y la crioterapia (frío) tienen objetivos diferentes, de manera que debemos informarnos para qué sirve cada una, de modo que obtengamos los resultados que necesitamos realmente. 

Aunque estas terapias no son una solución definitiva para las lesiones o patologías, resultan un complemento muy efectivo que puede acelerar la recuperación de la persona. Una de las principales razones por las que son ampliamente usadas es la facilidad para que los pacientes lo apliquen ellos mismos sin necesidad de ir con un especialista, aunque también existen centros especializados que realizan las terapias de forma más complejas en casos que son necesarios. 

¿Cuándo debemos aplicar compresas calientes o frías?

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La terapia del frío es ideal para la disminución del diámetro de los capilares, lo que significa que el riego sanguíneo disminuye, esto a su vez baja la frecuencia cardiaca y el metabolismo. Además, tiene un efecto analgésico y antiinflamatorio. Todos estos factores, lo vuelven ideal para evitar la contractibilidad muscular y los espasmos, los cuales suelen producir un fuerte dolor en quienes padecen lesiones. En este sentido, la crioterapia es ideal para lesiones traumáticas o patologías inflamatorias como son esguinces o la tendinitis aguda.

En el caso de la terapia de calor, su efecto provoca un aumento del riego sanguíneo debido a una vasodilatación de los capilares en la zona aplicada. Esto también puede tener un efecto analgésico gracias al mejor flujo. A su vez, produce una relajación que combate la fatiga muscular. Esto lo hace ideal para tratar dolores crónicos que no son originados por traumatismos, algunos ejemplos son el lumbago o las contracturas musculares. 

Otros usos de las terapias del frío y calor

Otros usos de las terapias del frío y calor

El calor es ideal para ayudar a la digestión, ya que se ha comprobado que ayudan a promover los movimientos intestinales. Por otro lado, esta terapia puede ayudar a la disminución de la presión arterial gracias a la vasodilatación provocada. Además, el calor puede ayudar en otro tipo de dolores no musculares como son el dolor menstrual o los cólicos renales. 

Por su parte, el frío es un excelente antipirético, por lo que es comúnmente usado para bajar fiebres muy elevadas de manera efectiva. Además, suele ser usado para aliviar dolores intensos como la migraña.