La región norte de España, con su diversidad de paisajes, tradiciones y legado cultural, ofrece un mosaico de experiencias únicas para el viajero en verano. Esta área, caracterizada por sus verdes montañas, costas escarpadas y ricas tradiciones, invita a ser descubierta a través de sus pueblos pintorescos. Estos lugares no solo destacan por su belleza natural, sino también por su patrimonio histórico y gastronomía excepcional, elementos que los convierten en destinos imprescindibles.
Visitar el norte de España en verano permite al viajero disfrutar de un clima más suave en comparación con el calor intenso del sur. Los pueblos norteños, desde Galicia hasta el País Vasco, pasando por Asturias y Cantabria, ofrecen una escapada ideal con sus fiestas locales, playas menos concurridas y una naturaleza exuberante. Cada uno de estos lugares guarda historias, tradiciones y un ambiente acogedor que cautiva a sus visitantes.
ESPAÑA, ASTURIAS: CUDILLERO Y LLANES
Cudillero, un pequeño pueblo pesquero en Asturias, es conocido por sus coloridas casas enclavadas en la ladera de una montaña, creando un anfiteatro natural frente al mar. Este lugar ofrece una experiencia auténtica de la vida marítima del norte y es famoso por su gastronomía, especialmente por los mariscos frescos. Además, las calles estrechas y empinadas de Cudillero desembocan en miradores desde donde se pueden contemplar vistas impresionantes del Cantábrico.
Llanes, otro destino asturiano, destaca por su impresionante costa que combina playas de fina arena y acantilados espectaculares. La historia de Llanes se refleja en su casco antiguo bien conservado y en los «Cubos de la Memoria«, una intervención artística moderna en el puerto. Este pueblo no solo es apreciado por su belleza natural, sino también por su animado ambiente nocturno y sus festividades tradicionales que se celebran durante el verano.
GALICIA: COMBARRO Y RIBADAVIA
Combarro, en Galicia, es emblemático por sus horreos (graneros elevados típicos de la región) alineados frente a la ría de Pontevedra. Esta arquitectura única, junto con sus calles adoquinadas y casas de piedra, transporta al visitante a otra época. Combarro es también un lugar excelente para degustar el vino Albariño y mariscos locales, destacando por su oferta gastronómica que combina tradición y sabor.
Ribadavia, conocido por su histórico barrio judío, es otro tesoro gallego. Este pueblo no solo destaca por su importancia en la historia de la viticultura gallega, especialmente con su vino Ribeiro, sino también por conservar un notable legado medieval. Pasear por sus calles estrechas y plazas es descubrir un pasado vibrante, mientras que sus bodegas invitan a conocer más sobre la cultura vinícola de la región.
CANTABRIA: SANTILLANA DEL MAR Y COMILLAS
Santillana del Mar, en Cantabria, es conocida como la «villa de las tres mentiras«, ya que ni es santa, ni llana, ni tiene mar. Pero lo que no falta en este pueblo es un encanto histórico, con calles empedradas y arquitectura medieval que parece detenida en el tiempo. La cercanía de las cuevas de Altamira, famosas por sus pinturas prehistóricas, añade un atractivo cultural único a la visita.
Comillas, por otro lado, destaca por su rica arquitectura modernista, siendo uno de los pocos lugares fuera de Cataluña donde esta corriente artística dejó una huella significativa. El Capricho de Gaudí, una de las primeras obras del famoso arquitecto, y el Palacio de Sobrellano son ejemplos destacados de este estilo en el pueblo. Además, su entorno natural y playas cercanas ofrecen un complemento perfecto a su oferta cultural.