El último informe de Seguridad Nacional sobre las actuales y futuras amenazas a las que se enfrenta España dice sobre el yihadismo que «se mantiene el riesgo de que individuos aislados o células autónomas vinculadas a grupos terroristas de ideología yihadista, los conocidos como Homegrown Terrorists Fighters (terroristas locales o caseros), puedan llevar a cabo atentados mediante un modus operandi de baja sofisticación, fácil acceso y difícil detección».
«El principal vector de amenaza en España continúa siendo la comisión de ataques llevados a cabo por individuos que actúan en solitario. Asimismo, se mantiene el riesgo de que individuos aislados o células autónomas vinculadas a grupos terroristas de ideología yihadista», según el citado documento, que añade que la existencia de estos «lobos solitarios» «está íntimamente ligada a la incapacidad de las organizaciones yihadistas de desarrollar estructuras propias en Occidente y para su activación, la propaganda continúa jugando un papel fundamental. Cada vez más se está impulsando el rol de la mujer como adoctrinadora y el de los menores como nuevos «actores» solitarios».
El deterioro de la situación en la región del Sahel afecta negativamente a España al igual que el conflicto en Gaza e Israel. Para Seguridad Nacional, estos conflictos provocan radicalización y la movilización de los entornos yihadistas y las claves para su control se basarían en la capacidad de detectar estos procesos de autorradicalización «y dificultar el acceso a herramientas que les permitan sofisticar sus planes, tales como armas de fuego o precursores de explosivos». España mantiene varias misiones militares de apoyo en el Sahel.
EL YIHADISMO DE ALGECIRAS
Los analistas recuerdan que el 25 de enero de 2023 tuvo lugar en Algeciras (Cádiz) un ataque se está investigando como delito de terrorismo en la Audiencia Nacional por parte de un ciudadano marroquí de 26 años, en situación irregular, que habría experimentado un proceso de radicalización a través del consumo de material yihadista en redes sociales y que, tras atacar dos iglesias, asesinó con un machete al sacristán de una de ellas e hirió a otras cuatro personas, antes de poder ser detenido».
ES IMPORTANTE «DIFICULTAR EL ACCESO A HERRAMIENTAS COMO ARMAS DE FUEGO O PRECURSORES DE EXPLOSIVOS» A LOS YIHADISTAS
En Europa hubo otros atentados similares en 2023. En Arras (Francia) un ciudadano francés murió apuñalado en un ataque con cuchillo en un instituto y en Bruselas (Bélgica) un hombre armado mató a dos ciudadanos suecos. En París, en diciembre, un turista alemán fue asesinado también con el mismo método. «En todos los ataques el denominador común fue que los autores actuaron solos y no pertenecían a ninguna organización terrorista ni contaron con su colaboración», añade el documento.
Para España, «sigue vigente la amenaza representada por los combatientes terroristas extranjeros (CTE), dada la persistencia en los llamamientos efectuados por las principales organizaciones yihadistas a sus seguidores para que se desplacen a zonas en conflicto donde actualmente operan, como Afganistán, Irak, Siria, Libia y, especialmente, el Sahel».
De momento en nuestro país no se ha detectado la salida de estos voluntarios yihadistas hacia escenarios en conflicto en 2023, «por lo que el principal riesgo sigue siendo el retorno de CTE, especialmente si se produce de forma clandestina e indirecta, usando rutas y métodos propios de las redes de inmigración ilegal. Al margen de los propios CTE españoles, la posible llegada a España de retornados originarios de otros países, ya sean europeos o del Magreb, puede resultar especialmente preocupante».
LAS PRISIONES SE RADICALIZAN
Seguridad Nacional advierte en su informe de una circunstancia que quizás haya pasado desapercibida en anteriores informes, pero en el documento de 2023 recoge que «los procesos de radicalización dentro de las prisiones, tanto de individuos condenados por terrorismo como de presos comunes, representan un vector de amenaza significativo, por la posibilidad de que se creen grupos organizados con capacidad de planificar ataques tanto dentro como fuera de las cárceles, una vez cumplida su condena, resulta de especial relevancia debido al importante número de presos radicalizados o que no han abandonado sus convicciones yihadistas y que han salido de prisión en 2023 o está previsto que lo hagan los próximos meses».
También explican que la Administración Penitenciaria «continúa desarrollando y potenciando los procedimientos y las actuaciones necesarias orientadas a la detección de individuos que pudieran encontrarse inmersos en un proceso incipiente de radicalización de naturaleza yihadista (…)», según recoge el documento.