Fernando Grande-Marlaska ha gastado casi 500.000 euros en la renovación estética de 1.000 cascos para la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), que en la actualidad, está formada por 2.190 efectivos, de la escala básica, subinspección y ejecutiva, estructuradas en 72 grupo operativos distribuidos en 45 sedes por todo el territorio nacional, según informa el propio Ministerio de Interior.
Los sindicatos policiales, como por ejemplo JUPOL, han criticado esta medida al considerar que «abandona las verdaderas necesidades materiales de la Unidad, que siguen sin contar con una uniformidad ignífuga, cascos con protección balística o chalecos airbag entre otras deficiencias de material».
LA GUARDIA CIVIL RECLAMÓ CASCOS, PERO LES LLEGA A LA POLICÍA
Otros sindicatos también llevan tiempo demandando esos materiales. La Comisión Técnica de Uniformidad y Equipamiento Policial ya aprobó por unanimidad que las prendas deberían ser ignífugas, modificando los tejidos y el diseño de las prendas. Y SUP pidió al Consejo de Policía disponer de las existencias necesarias de chalecos airbag, para que cualquier policía que se incorporase al SOAC (BCPE-CGSC), al GEO o al GOES, además de al UPR, cuente con ese Equipo de Protección Individual.
Además, hace algunas semanas la AUGC que defiende a la Guardia Civil reclamaba suplir las deficiencias del material antidisturbios, con los que tienen que prestar servicio los guardias civiles ante situaciones tan peligrosas. En concreto, pedían cascos y escudos que tuvieran más calidad y proporcionen mayor nivel de protección, como los que utilizan los compañeros de las Unidades de Intervención Policial (UIP) de la Policía Nacional.
UNOS CASCOS ‘DIANA’ Y NO PARA TODOS
Pero la prioridad para Fernando Grande-Marlaska ha sido los 1.000 cascos para la UPR. Según el contrato de adquisición de la Dirección General de la Policía al que ha tenido acceso MONCLOA, el importe valor estimado del contrato era de 412.000 euros, aunque el importe total ha sido de 498.520 euros. Un gasto que JUPOL denuncia de totalmente «innecesario».
Según JUPOL, se trata de unos cascos a los que la única modificación que se ha llevado a cabo con respecto a los que ya disponían los agentes es el añadido de una franja amarilla que les convierten en una «diana» para los violentos durante disturbios.
También destacan que se trata de una partida incompleta, ya que solamente se han renovado 1.000 cascos, y la unidad -como contábamos al principio- cuenta con más de 2.000 agentes en sus filas, lo que va a generar una diferencia de uniformidad entre los agentes de una misma unidad.
DESATIENDEN OTRAS NECESIDADES
El portavoz de JUPOL, Ibón Domínguez, ha asegurado que este gasto se produce a la vez que de manera reiterada se desatienden las verdaderas necesidades de material de los agentes de la UPR, tal y como vienen reclamando de manera reiterada. Domínguez apunta que los agentes de la UPR, contradiciendo lo que indica la ficha técnica de Prevención de Riesgos Laborales de la unidad, siguen sin contar con vestuario ignífugo, con cascos y escudos con protección balística, a pesar de ser la unidad que más entradas y registros realiza, o con chalecos airbag para los agentes que prestan servicio en moto.
VESTUARIO IGNÍFUGO, ESCUDOS CON PROTECCIÓN BALÍSTICA, CHALECOS AIRBAG, FURGONETAS, DEFENSAS… ES EL TIPO DE MATERIAL QUE RECLAMAN
Y no son las únicas carencias, pues JUPOL también denuncia el mal estado del parque móvil de las UPR, que en muchos casos cuenta con furgonetas del año 2009, en alto estado de deterioro y sin las medidas de seguridad necesarias para garantizar la integridad de los agentes. En mayo de 2022, SUP informó de la llegada de una nueva flota de vehículos Renault Trafic que prestaría sus servicios en la Unidad UPR de la Policía, insistiendo en que debía haber una furgoneta para cada equipo. Se trataba de unos nuevos vehículos con defensas delanteras, protección de faros, puente de luces integrado y una mejor distribución de interior.
Además, JUPOL denuncia que las defensas de dotación en estas unidades son de pésima calidad y que se rompen cuando se hace uso de las mismas en las intervenciones.
Mientras tanto, el Ministerio del Interior detalla que los cascos de la Policía Nacional se someten a ensayos realizados por especialistas de armamento y tiro en el laboratorio, donde en primer lugar se lleva a cabo un reconocimiento visual y dimensional del casco.
A continuación, se analiza la resistencia del casco a temperaturas extremas que van desde los -20 a más de 50 grados centígrados y un grado medio de humedad del 65%. También se hacen pruebas de resistencia a la humedad, sumergiéndolo en unos 60 litros, y de penetración, con disparos sobre la pantalla y superficie del casco, cumpliendo una serie de condiciones o requisitos. Además, hay ensayos de deformaciones del arnés, de inflamabilidad de la pantalla e incluso de resistencia a la gasolina.
