Son numerosos los motivos que pueden llevar a un empresario a querer vender aquel proyecto que tan ilusionante era al principio y que le ha proporcionado importantes beneficios a lo largo de unos cuantos años. Uno de los más habituales consiste en haber alcanzado una edad considerable, aunque la lista se amplía con otras razones de peso: adversidades relacionadas con la salud, requerir una importante inyección de liquidez, agotamiento, etcétera.
Indistintamente del motivo, vender la compañía exige previamente llevar a cabo un paso que es imprescindible. Nos referimos a la valoración de empresas, un proceso fundamental porque determinará el precio de venta. Si la cifra es justa, los compradores interesados no dudarán en iniciar los trámites. Todo lo contrario sucederá si el número obtenido al valorar la empresa es excesivo.
Hoy hablaremos de la valoración de empresas. En concreto, averiguaremos cómo hay que llevarla a cabo, así como los errores que se suelen cometer. De esta manera, podrás evitar que se produzcan si tú también quieres poner en venta tu preciada empresa.
Esta es la mejor manera de valorar una empresa
Para saber el precio de venta de una empresa, hay que averiguar previamente cuáles son los patrimonios netos de cada una de ellas. Básicamente abarca cada activo con el que cuenta un negocio, restando a su valor cualquier tipo de obligación de carácter financiero o deuda.
No es excesivamente complicado calcular el patrimonio neto, siempre y cuando se lleven a cabo los diversos pasos que describiremos a continuación, empezando por uno de los más importantes: el análisis de los estados financieros. El objetivo consiste en determinar cuán rentable es la compañía, la liquidez de la que dispone y lo solvente que llega a ser.
Para tal fin, el conocido como balance de situación ha de ser convenientemente revisado, haciendo lo propio con otros datos que adquieren una especial relevancia: flujo de caja y cuenta de resultados.
Al valorar una empresa no solo afecta la situación económica del negocio en sí, sino también el contexto monetario global. Por ejemplo, en una época de bonanza es más probable que pueda obtenerse una cifra acorde a tus pretensiones. Sin embargo, en un escenario de crisis nacional o incluso mundial, es realmente difícil.
Los tipos de interés son algo a valorar, ya que es muy probable que el comprador no disponga de todo el dinero disponible y requiera solicitar un producto financiero. Si son muy elevados, deberá abonar unos intereses astronómicos, así que la compra será más complicada.
Continuamos con la economía para hacer referencia ahora a unos activos que pueden ser un poco difíciles de valorar: aquellos que no son tangibles. Un claro ejemplo es el de una patente desarrollada, así como la fama con la que cuenta el negocio en el sector en el que opera.
Ahora que hemos hablado del sector, llega el momento de profundizar en otro factor importantísimo. Hablamos de la competencia. Analizar el mercado y estudiarlo a fondo es crucial para saber en qué posición se encuentra la empresa, pudiendo así valorarla de manera precisa en base al crecimiento que podrá experimentar en un futuro.
Lista de errores típicos en la valoración de empresas
Cosechar éxito con el proceso de venta de empresas es inviable si no se realizan las diversas acciones descritas en anteriores párrafos. Desafortunadamente, omitir alguna de ellas no es el único error que acostumbran a cometer quienes, por unas u otras razones, dan el paso de desprenderse de un activo como aquel negocio que han levantado desde cero.
Uno de los más perjudiciales es el de no ser transparente al transmitir la información necesaria. No solo nos referimos a aquella que requieren los expertos en valoración de empresas para obtener la cifra resultante que será la que se traslade a los compradores para saber si pueden asumir o no el gasto en cuestión. Adicionalmente, hablamos de los datos que se les hace llegar a los interesados.
El trato honesto será valorado muy positivamente por los posibles compradores. Y es que solo en caso de conocer la realidad de la empresa a nivel económico pueden valorar la inversión a realizar, asumiendo una serie de riesgos que no hay que obviar al realizar un proceso de semejante calibre.
Otro error bastante típico se resume en hacer la valoración de una empresa con información que no es cien por cien objetiva. A la lista hay que sumar uno que también es muy común: no tener en cuenta el contexto político actual.
Como puedes ver, hay muchos errores que pueden cometerse. Es por este motivo que se recomienda depositar la confianza en profesionales especializados en valoración de empresas. Si recurres a expertos con una dilatada trayectoria a sus espaldas, obtendrás un buen resultado y, además, harán llegar tu empresa a posibles interesados para aumentar las probabilidades de que termine vendiéndose incluso antes de lo previsto.