El País ha despedido al filósofo Fernando Savater tras casi medio siglo de colaboraciones. El propio interesado ha desvelado que fue la directora, Pepa Bueno, la que en un tono cordial le comunicó vía telefónica su salida del diario líder.
Fuentes del Grupo Prisa consultadas por MONCLOA.com explican que el motivo del despido ha sido el contenido del libro ‘Carne gobernada’ (Ariel), en el que el fundador de UPyD critica con dureza al periódico. La mismas fuentes creen que el autor «forzó su despido». Las ironías de Savater contra El País en una reciente entrevista publicada por El Mundo, y el contenido de ‘Carne gobernada’, conocido en Prisa por el generoso adelanto publicado por El Confidencial, provocaron dolor en la redacción de Miguel Yuste.
FERNANDO SAVATER CREE QUE EL PAÍS SE HA CONVERTIDO EN EL PORTAVOZ GOBIERNO
El propio Savater reconoce que «había motivos» para ser despedido y asegura que no se arrepiente de haber publicado el libro en el que muestra su decepción por el regreso del periódico a su línea tradicional socialista tras un interregno marcado por las deudas de Prisa con la banca (que motivó el giro a la derecha del antaño ‘diario independiente de la mañana’ emprendido por el tándem Juan Luis Cebrián-Antonio Caño).
Dice Savater en el libro sobre El País que «los primeros años mi periódico conservó su línea socialdemócrata habitual, apoyando a los socialistas — recuerden: ¡aquellos socialistas!—, desconfiando algo menos de lo debido de los neocomunistas y oponiéndose aunque sin demasiada acritud a los separatistas. Pero hubo un vuelco en el partido socialista y finalmente ocurrió lo peor que le ha pasado en toda su larga y polémica historia: se encontró sometido al liderazgo caudillista de Pedro Sánchez. Cuando escribo estas atribuladas líneas, ahí seguimos».
«Uno de los primeros efectos de este pernicioso liderazgo fue el brusco desahucio por motivos indiscutiblemente sectarios (un editorial crítico con Pedro Sánchez) de la cúpula directiva de nuestro periódico: Antonio Caño y su equipo de gente tolerante y muy profesional desapareció por el sumidero del nuevo régimen de un día para otro, sin explicaciones. De ser un diario progresista, de centro izquierda, con las virtudes y defectos propios del caso, pasó a convertirse en un portavoz gubernamental y del peor Gobierno que ha tenido la democracia española desde la muerte del dictador», añade.
«Eso naturalmente socavó el prestigio del periódico, que de ser el diario de referencia pasó a convertirse en un risible epítome de la prensa al servicio de la política: durante muchos años los dibujos de Forges habían aprovisionado de chistes mil veces repetidos a lectores de toda España (casi tanto como los incomparables de Mingote en ABC), pero poco a poco hemos llegado a que el chiste sea El País y sus disparates sectarios. Antes había mucha gente que con orgullo decía: «Yo solo leo El País», como si con eso bastara para estar bien informado urbi et orbi (. . .) Hoy ya casi nadie comparte esa plácida creencia progre porque con esa dieta exclusiva cojearás informativamente de un pie y probablemente de los dos», opina Savater.
Durante muchos años, dice el filósofo, «cuando publicaba un artículo en El País había gente a favor y abundantes personas en contra, pero no pasaba inadvertido: esa tribuna era el ágora de la mayoría ilustrada y políticamente inquieta de nuestro país. Hoy, aunque mis columnas son múltiplemente replicadas en las redes, si quiero asegurarme ciertos lectores imprescindibles (amigos, familiares, rivales necesarios, etc.), debo enviar un aviso circular por WhatsApp para atraer su atención, porque ya prácticamente ninguno lee habitualmente EP».
«DECADENCIA» Y ATAQUES A SUS COMPAÑEROS POR MOTIVOS IDEOLÓGICOS
Dice el autor, el primer factor de la decadencia del diario generalista «es el mismo que ha roído al PSOE en sus mejores esencias: la colonización ideológica por parte del PSC En la evidente decadencia de EP intervienen diversos factores. A mi juicio, el primero de ellos es el mismo que ha roído al PSOE en sus mejores esencias: la colonización ideológica por parte del PSC, que es un elemento cancerígeno allí donde se implanta. El peor nacionalismo es el de los que no se declaran nacionalistas y por eso los socialistas catalanes han sido tan mefíticos».
«Las opiniones del supuesto periódico global están dirigidas en las cuestiones nacionales por una cáfila particularmente estrecha: Jordi Amat, Jordi Gracia (subdirector del diario), Xavier Vidal-Folch, Josep Ramoneda et alii, cuyo primordial objetivo es demostrar que solo los elementos más reaccionarios se oponen a los nacionalismos periféricos», remata.
Las criticas de Fernando Savater alcanzaron al propio subdirector de El País, Jordi Gracia
Y, en otro de sus párrafos más polémicos, añade sobre sus hasta ahora compañeras: «Otro elemento que empeora este diario otrora prestigioso es una desafortunada invasión femenina. En un momento como el actual, en que los mejores columnistas en todos los medios son mujeres y algunos ya casi no leemos otra cosa (Rosa Belmonte, Emilia Landaluce, Irene González, Lupe Sánchez, Rebeca Argudo, Leyre Iglesias, etc., por no remontarnos al magisterio de Cayetana Álvarez de Toledo), en EP nos ha tocado el lote menos lucido: tanto las de casa como las importadas, salvo las honrosas y escasas excepciones de rigor, son tan sectarias y aburridas como los varones con quienes se codean. Así no hay manera de remontar el partido».
«Una de las cosas que se nos advertía siempre en EP cuando empecé mis colaboraciones era que podíamos sostener las ideas que quisiéramos aunque sin criticar nunca nominalmente a otros colaboradores del medio. Pero en mi caso, cuando empecé a alejarme de la ortodoxia, se levantó la veda y aparecieron artículos tratando de refutar los míos —con poca maña la verdad—, que eran publicados al día siguiente o incluso por la tarde si el mío había aparecido por la mañana. Obedientes piezas de encargo fabricadas por mindundis serviciales tipo Sergio del Molino y gente parecida», afirma.
Tras atacar a sus compañeros y compañeras, Savater insulta toda la sociedad española simplemente porque no parece gustarle el resultado que arrojaron las urnas en las últimas elecciones generales: «Un pesimista con tendencia al sarcasmo dijo que en un país democrático gobernado por imbéciles y desaprensivos puede asegurarse que el pueblo está bien representado. Intento no compartir del todo ese dictamen por respeto a mis compatriotas, aunque en el fondo lo considero pavorosamente acertado».
FUERA DE LA LÍNEA EDITORIAL
La muerte de Javier Marías y la reciente jubilación de Mario Vargas Llosa dejaba a Savater como uno los versos libres de El País que encabezan Juan Luis Cebrián, con sus columnas quincenales antisanchistas, o Félix de Azúa.
La ola de solidaridad de algunos medios hacia Savater, que ha perdido su trabajo tras linchar a su periódico e insultar a sus compañeros, contrasta con el silencio que se ha generado en el campo periodístico sobre el despido por parte de El Mundo de Jaime Peñafiel, que pierde su columna semanal por sus informaciones sobre la consorte, Letizia Ortiz, que ni siquiera habían sido publicadas en el periódico de Unidad Editorial.