Cándido Conde-Pumpido no es juez, pero actúa como tal, y utiliza la cúspide del Tribunal Constitucional como si se tratara de la última instancia judicial penal. Sus dos últimas decisiones sobre Arnaldo Otegi y Alberto Rodríguez aún no se han hecho públicas, pero asesta un duro golpe al Tribunal Supremo en un durísimo comunicado.
El Constitucional es el intérprete máximo de la Constitución, pero en ningún caso tiene competencias para desgranar sentencias judiciales del Alto Tribunal, compuesto por jueces expertos en diversas materias, o realizar juicios de valor sobre las sentencias. De hecho, el TC ha tratado en los últimos quince años de desvincularse de esta delgada y polémica línea roja.
Con la llegada de Conde-Pumpido y a raíz de la amnistía, este tribunal político ha puesto el foco sobre el Supremo, atizando golpes a diestro y siniestro antes de mostrar las dos últimas sentencias, que por cierto tienen votos particulares.
CÁNDIDO CONDE-PUMPIDO, JUEZ Y PARTE EN EL TC
El primer golpe de Cándido Conde-Pumpido al Supremo se produce en el momento en el que acepta el borrador del exministro de Justicia Juan Carlos Campo sobre el caso de Otegi. El Supremo ordenó repetir el juicio en diciembre de 2020 tras la revocación de la sentencia de la Audiencia Nacional contra el líder abertzale por pertenencia a la banda terrorista ETA.
Lejos de seguir las indicaciones de Estrasburgo, el Tribunal Constitucional aseguró que la repetición del juicio sería atentar contra la normativa de no ser juzgado dos veces por un mismo hecho. Según los juristas consultados, la comunicación dada por el TC «es grave» porque Otegi no habría tenido juicio, al haberse anulado el primero. Así las cosas, esperan la sentencia íntegra y los votos particulares para poder valorar en profundidad el escrito del Constitucional.
La guerra entre el TC y el Supremo es solo una de las tres que libra el Gobierno
En el mismo día, el Tribunal Constitucional ha enmendado la plana al Tribunal Supremo, la máxima autoridad judicial en España. Y es que, Conde-Pumpido únicamente tiene potestad para interpretar la Constitución, pero ahora cada sentencia puede ser recurrida y con los tiempos que corren, con la necesidad del PSOE de contentar a sus socios, –Podemos, Junts, Sumar, ERC, BNG y Bildu-, se pone de manifiesto la lucha por el control absoluto en el Poder Judicial, tras hacerse con el legislativo y el ejecutivo.
EL TC INVADE COMPETENCIAS EXCLUSIVAS DEL SUPREMO Y REINTERPRETA SENTENCIAS
La guerra entre el TC y el Supremo es solo una de las tres que libra el Gobierno. Por un lado, mantiene un duro pulso para reformar el Consejo General del Poder Judicial, mientras enfrenta al Congreso con el Senado con los mismos nombres que controlan ahora el Consejo de Ministros y la cúpula ejecutiva del PSOE. Estos tres frentes son cruciales para mantener viva la legislatura de Pedro Sánchez. Derrotas, como la del subsidio del desempleo, no ayudan en nada a la construcción y ejecución de la estrategia. Y es que, Carles Puigdemont y Junts golpearán y pondrán a prueba la debilidad del Gobierno en cada votación.
En este enfrentamiento entre el TC contra el Tribunal Supremo, el Constitucional de Conde-Pumpido está llegando a límites insospechados y aún no se han presentado los recursos de inconstitucionalidad contra la ley de Amnistía, cuyo trámite parlamentario se está negociando entre PSOE y Junts con las enmiendas.
Por el momento, Puigdemont no ha puesto objeciones, pero sí condiciones para apoyar la norma. Esta nueva ley debe aprobarse definitivamente antes de los Presupuestos y con tiempo suficiente para que el prófugo de la Justicia pueda presentarse a las elecciones europeas del próximo mes de junio. En caso contrario, sería un serio varapalo para Junts, sumido en su propia guerra interna para disputar el liderazgo.
LA RUPTURA DEL TC CON CÁNDIDO CONDE-PUMPIDO
«El TC ha roto con su cometido y sobrepasa sus propias competencias al reescribir sentencias dictadas por jueces», apuntan las fuentes consultadas. En este sentido, han señalado que mientras el Supremo se muestra unido, en el TC hay dos bloques claramente diferenciados, siendo la parte conservadora la minoría, pero tiene su altavoz en los votos particulares.
De hecho, se espera que Conde-Pumpido dé luz verde a la amnistía, más cuando no ha negado que haya participado, sea con su redacción o sus propias aportaciones, a escribir la propia norma. Las enmiendas de Junts, no obstante, cambian radicalmente el texto original al señalar que debe entrar en vigor de forma inmediata y que los jueces estarían atados de pies y manos a la hora de aplicarla.
El PSOE y el Gobierno de Pedro Sánchez se ha empeñado en poner el foco en la constitucionalidad de la medida, pero aún no han explicado para qué se hace. De hecho, en la exposición de motivos afirman que la amnistía se mantiene en los márgenes de la Carta Magna, pero no explica el para qué y el porqué ahora. Sánchez aseguró que había que hacer de la necesidad virtud, es decir, darle la razón en todo a Junts, humillarse y arrodillar al Estado frente a quien busca su destrucción.
EL SANGRANTE FALLO DEL TC DE CONDE-PUMPIDO CON OTEGI
El primer golpe del Constitucional al Supremo allana los pactos con Bildu. Y es que, la sentencia es favorable al líder de los herederos de ETA, que no tendrá un nuevo juicio y en el que estaba en cuestión no los años de prisión, sino de inhabilitación. Dar una sentencia y argumentarla favorablemente a quien intentó montar de nuevo un brazo político de ETA no deja en buen lugar a ninguno en la mesa del TC, a excepción de los votos particulares.
Otegi ha cortado su carrera política al evitar presentarse a lehendakari. No obstante, debe responder aún por los casos sin resolver. Dignidad y Justicia denunció que debería rendir cuentas por al menos seis secuestros y un intento de asesinato. Ninguno de estos crímenes terroristas se ha investigado por la vía judicial. Además, hay otros 300 casos sin resolver y que desmontan la falacia progresista de que Bildu no tiene nada que ver con ETA.
El PSOE les ha blanqueado hasta el punto de entregarles el Ayuntamiento de Pamplona con un pacto infame que se gestó antes de la humillante foto de Sánchez con los líderes de la izquierda extrema vasca.
La guerra entre el Constitucional y el Supremo no es nueva, pero se ha mantenido siempre que el PSOE ha tomado el poder desde La Moncloa. La intromisión del TC ha dado como resultado que el Supremo y fuentes judiciales recuerden con insistencia el artículo 123 de la Constitución, que fija que el Supremo es el máximo órgano de la normativa penal, una competencia que defenderán a capa y espada.