Vox ha perdido en un año a más de la mitad de sus afiliados con Santiago Abascal y Jorge Buxadé al frente. Según sus propios datos oficiales, publicados por el adelanto electoral para el Comité Ejecutivo Nacional (CEN), el censo marcó los 66.059 afiliados a cierre de 2022, mientras que las candidaturas que se presenten tendrán que presentar al menos el 10% de los avales, es decir, al menos 3.269 votos, según publicó la formación política.
La caída de afiliados muestra así el descontento en la formación política, pero también refleja la grave crisis económica que atraviesa España, donde las familias miran cada céntimo a la hora de destinar el dinero.
Curiosamente, la bajada en el número de afiliados se produce en plena ruptura interna de Vox, con salidas de pesos pesados dentro de la formación, como Macarena Olona, Víctor Sánchez del Real y de Iván Espinosa de los Monteros, el líder económico del partido y mano derecha de Abascal en el momento de la fundación de Vox.
Todas las salidas se deben a los movimientos de la corriente más ultra dentro de Vox, encabezada por Jorge Buxadé. El eurodiputado ha colocado a los suyos en las áreas clave, como jurídico y la vicepresidencia.
LA DECISIÓN DE VOX DEJA A ABASCAL SIN ADVERSARIO
Por su mano pasan todos los asuntos y también por su mano se cortan las trayectorias, como la de Javier Ortega Smith, quien ha pasado de ser portavoz en el Congreso de los Diputados a tener el mismo cargo en el Ayuntamiento. Causó baja en el Congreso el pasado mes de agosto, en plenas vacaciones estivales, para que su degradación en el cargo pasara completamente desapercibida.
No hay otra alternativa para evitar una nueva debacle electoral
Con la caída de los afiliados, una candidatura como la de Ortega Smith tendría ahora más complicado ganar los apoyos para presentar batalla ante Abascal, quien ha adelantado tres meses la contienda. Aún así, Ortega Smith ha negado de nuevo que vaya a enfrentarse a la actual dirección de Vox, como lo hizo hace una semana. No obstante, fuentes internas del partido apuntan que sí ha sondeado la posibilidad de recabar apoyos, aunque no la ha materializado oficialmente.
«No, nunca ha estado en mi intención», ha afirmado en declaraciones a Efe quien fuera la mano derecha de Abascal. Una frase tajante que permite allanar su estancia en la cúpula de Vox, más cuando Buxadé se encuentra al acecho de poder quitar asientos para entregárselos a su personal de confianza, como Ignacio Garriga, el líder del partido en Cataluña y quien ha registrado un meteórico ascenso.
LOS CRÍTICOS, HUÉRFANOS EN VOX
Sin Espinosa de los Monteros ni Olona, la única opción para los críticos internos con la deriva de Vox recalaba en Ortega Smith. «No hay otra alternativa para evitar una nueva debacle electoral», apuntan. Y es que, Vox ha sido el partido que más asientos ha perdido en el Congreso en términos absolutos, pero no el que más ha descendido en estadísticas relativas. En porcentaje, el desplome de ERC es aún superior con el 46% de los votos.
Ortega Smith ha visto como fue despojado del cargo de secretario general de Vox tras la salida de Olona. Ambos hicieron tándem en el juicio del ‘procés’, con condenas de al menos nueve años para Oriol Junqueras, Raül Romeva, los Jordis y demás miembros de Junts y ERC procesados. Fue en 2019 cuando mostraron a los suyos su labor. Los galones, no obstante, se le fueron quitando con la intercesión de Buxadé, quien busca el poder en la sombra, dejando a Abascal únicamente como la cabeza visible y dando la alternativa a nuevos talentos de Vox, como José María Figaredo.
BUXADÉ PREPARA EL TERRENO PARA GANAR
Buxadé ha acabado con el ala liberal de la formación hasta el punto de que en Vox se asegura que lo más importante para los trabajadores españoles es «su patria» -España-, por encima de cualquier interés individual. Este ala está controlada por Rocío de Meer en el Congreso de los Diputados, con un Abascal sin papel estelar y abocado nada más que a ser un mero espectador en esta lucha de poder, que se desvelará el próximo 27 de enero.
Buxadé proviene de la «falange auténtica», de hecho fue su candidato en 1995, mientras que Espinosa de los Monteros era el máximo representante del ala liberal, aquella que favorece bajadas de impuestos y permitiría una mayor flexibilidad a las empresas a la hora de invertir y crear riqueza con una batería de bajadas de impuestos en todos los ámbitos.
El eurodiputado y jefe en la sombra de Vox ha mantenido un estudiado perfil para evitar salidas de tono innecesarias, rebajando sus apariciones públicas y sin grandes aspavientos. Eso sí, será el principal beneficiario con los nuevos miembros del CEN, ya que podrá colocar a los suyos con argumentos potentes como salir a ganar en las próximas elecciones europeas, aunque las encuestas apuntan ahora a un retroceso.
Y es que, el poder de Buxadé ahoga la guerra y el debate internos en Vox. Eso sí, le ha costado cara la victoria, con salidas muy sonadas y con un rumbo con el que no está la mayoría de los españoles. Ahora, una vez aprobado el CEN, Buxadé podrá preparar su propio terreno para mantenerse en Bruselas y controlar desde allí al partido.