Europa facilita la financiación de las redes, clave en la reforma eléctrica

Aprobada el pasado mes de octubre la reforma eléctrica en la Unión Europea (UE) –a falta solo del respaldo oficial del Parlamento Europeo- una de las piezas clave de este proceso hacia la descarbonización de la economía es la mejora y reforzamiento de las redes eléctricas de transporte y distribución que permitan llevar de forma eficiente la energía limpia a los consumidores. Así, Europa ha presentado un plan de acción con el objetivo de financiar los 584.000 millones que se deberán invertir en las redes eléctricas durante esta década en todo el Continente.

Aunque faltan detalles por conocer de esta importante iniciativa, la Comisión Europea hace referencia al uso de distintos instrumentos de financiación de la Unión Europea (UE), como el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), los Fondos de Cohesión (FC) o el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (FRR), incluyendo su componente REPowerEU. Con esta iniciativa el Gobierno español tiene una oportunidad inmejorable para mejorar la infraestructura y no desaprovechar su posición en la generación renovable al disponer de 23.000 millones de euros en fondos FEDER hasta el año 2027. Para ello, se requiere voluntad política, por parte del Estado, para dirigir estos fondos hacia las redes y una reforma que facilite el despliegue de las inversiones por las empresas, sin repercusión en las tarifas de los consumidores.

Una cifra que empujaría, sin duda, los actuales planes recogidos en el borrador del PINIEC (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima) para el periodo 2023-2030 que prevé inversiones en la red por importe de 53.000 millones de euros. En cualquier caso, la cifra no parece los suficientemente ambiciosa, dada la transformación que debe experimentar la economía en su proceso de electrificación.

Sectores contaminantes como el transporte, la calefacción o la industria, deben ir dando el salto desde los combustibles fósiles —ahora con un uso mayoritario— hacia las energías limpias. Se trata, pues, no solo de cubrir el actual status quo eléctrico sino extender las energías renovables al conjunto de la economía —algo que también persigue la reforma del mercado eléctrico— con el fin de cumplir los objetivos marcados por Europa tanto para 2030 (42% de energías limpias) como para 2050 (80-90% de consumo de energías limpias).

El PINIEC no cumple los objetivos que establecen la proporción entre la inversión en generación de renovables y la correspondiente inversión en redes. La cifra global de este plan supone destinar 0,45 euros en redes por cada euro invertido en capacidad de generación renovable, muy lejos de los 0,67 euros por euro renovable que considera imprescindible la patronal europea Eurelectric y muy por debajo de los 0.85 euros de media que estima la Agencia Internacional de la Energía (AIE).

Otro problema en el caso español que no ha sido resuelto con el oportuno cambio de legislación es el tope que se auto impuso en 2013 el gobierno de Mariano Rajoy a la inversión en redes eléctricas de transporte y distribución y que aún sigue vigente. Así, ese año, en pleno ajuste presupuestario por la crisis financiera, se estableció un límite anual a la inversión en redes de distribución, responsabilidad de las empresas de distribución eléctrica, del 0,13% del PIB —unos 2.000 millones de euros—; y del 0,065% en transporte, responsabilidad de Red Eléctrica, el equivalente a 1.000 millones. Estos límites fueron modificados al alza excepcionalmente como consecuencia de la crisis provocada por la pandemia y la guerra de Ucrania durante los años 2020 y 2022, pero después, el Ejecutivo de Pedro Sánchez recuperó estos topes, a pesar de que sus receta económica es expandir el gasto para estimular el crecimiento, especialmente en dos áreas: digitalización y electrificación.

Las ventajas de una buena red eléctrica

La ampliación y renovación de las redes eléctricas para cumplir el objetivo de llevar las energías limpias al consumidor tienen numerosas implicaciones. En primer lugar, aumentar la capacidad de las líneas de transporte para facilitar el envío de la energía renovable desde las áreas de generación hasta los centros de consumo. En segundo lugar, implementar tecnologías de red inteligente que permitan la gestión eficiente y dinámica de la energía, facilitando la integración de fuentes intermitentes, como ocurre en el caso de las renovables.

También es clave conseguir que las redes eléctricas sean más flexibles para adaptarse a la variabilidad de la generación renovable y a los cambios en la demanda. De igual forma, es necesario reforzar las infraestructuras para resistir eventos climáticos extremos y otros desafíos, reduciendo así los tiempos de inactividad.

A nivel internacional, sería adecuado fomentar la construcción de interconexiones transfronterizas para facilitar el intercambio de energía entre países, equilibrar la oferta y la demanda, y mejorar la seguridad del suministro. En este sentido, es necesario utilizar tecnologías digitales para mejorar la monitorización, el control y la gestión de la red eléctrica, permitiendo una respuesta más rápida a las variaciones en la generación y la demanda.

Finalmente, fomentar la transparencia en la información sobre la red y promover la colaboración entre los diferentes actores del sector para optimizar la planificación y operación de la red eléctrica.

Una red integrada y con almacenamientos

Otro de los aspectos que destacan los expertos es la integración de sistemas de almacenamiento. El objetivo es desarrollar e integrar sistemas de almacenamiento de energía a gran escala para gestionar la variabilidad de la generación renovable y garantizar un suministro estable. En este sentido, Redeia (antigua Red Eléctrica) Red Eléctrica ha identificado la necesidad y urgencia de aumentar la capacidad de almacenamiento energético en España para poder integrar de manera más eficiente las energías renovables en la red eléctrica y garantizar la estabilidad y seguridad del suministro eléctrico en todo el país. Esta compañía encargada de la distribución de la electricidad en España considera que se necesitan sistemas de almacenamiento de energía que permitan almacenar el excedente de energía renovable cuando esté disponible y utilizarla cuando sea necesario.

El sistema de bombeo hidroeléctrico es una de las alternativas más asequibles y limpias a la hora de abordar el almacenamiento. Un sistema que bombea el agua hacia un pantano en los momentos que hay excedente de electricidad para luego soltarla cuando caiga la producción renovable, aportando seguridad al suministro. En España, hay aproximadamente 20 GW de potencia instalada en centrales hidroeléctricas convencionales que almacenan agua en el embalse y, después de generar energía, liberan el flujo hacia el río o el mar. De este total, solo 3,3 GW corresponden a centrales de bombeo, por lo que se debería abundar en esta tecnología.