María Jesús Montero, a través de la Agencia Tributaria, remite a los contribuyentes las denominadas ‘cartas del miedo’, misivas que dan el susto cuando los numerosos declarantes de impuestos la sacan del buzón.
Los funcionarios a la orden de Montero apuntan a los contribuyentes que dieron información incompleta en su última Declaración de la Renta o bien en las tres anteriores al pasado ejercicio, años en los que se puede realizar una inspección fiscal a pesar de haberla presentado a tiempo. En caso de no haber realizado el trámite a tiempo se enfrentan sanciones y multas por parte de la Agencia Tributaria.
La Agencia Tributaria no escatima a la hora de realizar las notificaciones. Estas pueden ir desde «cartas informativas» a «propuestas de liquidación o expedientes sancionadores», según destacan los expertos de TaxDown. La campaña de la Declaración de la Renta se cerró el pasado 30 de junio, pero las cartas están llegando de forma masiva a los buzones en la recta final del año en las que se requiere información adicional, aclaraciones o dar cumplimiento a los requerimientos.
EL ENVÍO MASIVO DE MONTERO
Según los datos manejados por TaxDown, colaborador social de la Agencia Tributaria, el ente público envió 1,2 millones de notificaciones de Hacienda, siendo la más común el requerimiento de información. Asimismo, Montero realiza el mayor envío de «cartas del miedo» en esta parte final del ejercicio.
Las conocidas «cartas del miedo» se envían por correo ordinario, pero también se pueden enviar únicamente por mail si así lo ha dejado constar el contribuyente. No obstante, la Agencia Tributaria no puede utilizar esta vía electrónica como única, como así lo han hecho constar distintos tribunales. Además, las comunicaciones por e-mail tienen un serio riesgo para los contribuyentes debido a la oleada de phising y ataques informáticos que se están produciendo en las últimas semanas.
Estas estafas, cada vez más sofisticadas, tratan de obtener los datos personales del contribuyente y poder comerciar con ellos para enriquecerse ilícitamente. Estos correos utilizan el mismo lenguaje que el de los funcionarios de la Agencia Tributaria, con una apariencia calcada a la página web de la Agencia Tributara y una dirección muy similar. Un usuario experimentado borra directamente los mensajes, mientras que uno incauto o confiado podría dar a conocer datos sensibles a lo amigo de lo ajeno sin apenas darse cuenta del hecho.
LOS AVISOS DE MONTERO: DE NOTIFICACIONES A MULTAS
«Aviso de nueva notificación puesta a disposición». Este mensaje encabeza el falso correo, donde también se advierte de la notificación fiscal ajustada a la ley. Para ello, los amigos de lo ajeno facilitan dos enlaces, uno directamente a una supuesta web de la Agencia Tributaria y otro a un enlace directo a la notificación.
Una vez dentro, la web fraudulenta ofrece la posibilidad de facilitar los datos personales, como DNI, nombre y cuenta corriente. Asimismo, pide también la contraseña del correo electrónico. «Normalmente, estas cartas se envían por correo postal pero también se puede recibir el requerimiento por correo electrónico si la Agencia Tributaria tiene el email del contribuyente», ha destacado.
Las «cartas del miedo» de la Agencia Tributaria muestran distintos tipos de exigencias y son notables las diferencias entre unas y otras. Así las cosas, la carta informativa enviada no necesita respuesta por parte del contribuyente, pero sí una verificación de que se ha recibido. Por este motivo, las entrega el cartero en mano al ser cartas certificadas.
LOS REQUERIMIENTOS DE LAS CARTAS DEL MIEDO
En cuanto al requerimiento, una notificación que recibe el contribuyente cuando Hacienda detecta que la información cumplimentada no coincide con la que ellos tienen en sus informes fiscales. Y es siempre obligatorio responder a ella o Hacienda podría emitir una sanción.
El periodo de revisión por parte de la Agencia Tributaria de los trámites fiscales por el impuesto a la renta de las personas físicas puede alargarse hasta 4 años
La propuesta de liquidación se recibe cuando Hacienda considera que hay que modificar alguna información que considera errónea, mientras que la resolución del procedimiento es una notificación con la conclusión final sobre los procedimientos abiertos.
La providencia de apremio, por su parte, se trata de una carta en la que la Agencia Tributaria establece unas fechas en las que cobrará la deuda contraída. En este caso es importante responder de forma rápida para intentar recurrir o aplazar el pago. La diligencia de embargo es similar a la anterior, pero en la que Hacienda ya informa del cobro de la deuda directamente.
Como ejemplo, la Agencia Tributaria envía en una providencia de apremio el plazo plazo para pagar mis 1.000 euros de deuda con un 10% de recargo; en una diligencia de embargo, el ente público informa del cobro de 1.100 euros del banco para saldar la deuda impagada.
LOS TEMIDOS EXPEDIENTES SANCIONADORES DE MONTERO
También existen otras cartas del miedo en forma de «expediente sancionador», con la confirmación oficial de que el contribuyente ha cometido alguna infracción fiscal.
Si la Declaración de la Renta de 2022 nos salió a pagar, pero aún no hemos podido hacer el ingreso, podemos recibir una de estas «cartas del miedo». En el caso de pagar voluntariamente, una vez nos hayamos dado cuenta, «tendremos un recargo del 5% sobre la cantidad dejada de pagar», señalan desde TaxDown. Si es un aviso, el recargo puede ser desde el 10% hasta el 20% de lo dejado de pagar.
El periodo de revisión por parte de la Agencia Tributaria de los trámites fiscales por el impuesto a la renta de las personas físicas puede alargarse hasta cuatro años. Por ello, aunque se haya terminado la campaña de 2022, Hacienda tiene hasta 2027 para avisarnos de los fallos cometidos este año y podría enviarnos una carta pasado el tiempo.
Según datos de la Agencia Tributaria, este año presentaron su declaración de la renta un total de 22.889.072 contribuyentes, un 3,88% más que el año pasado, siendo más de 6 millones de estas declaraciones con un resultado a ingresar por parte de los contribuyentes. Casi 4 millones y medio de ellos decidieron aplazar la deuda y se enfrentarán el próximo 6 de noviembre al pago del segundo plazo.