lunes, 25 noviembre 2024

La fina línea entre el amor y el capricho

Hoy en día, gozamos de diversas formas de pareja, todas válidas, que nos pueden ayudar en eso de distinguir entre amor y capricho. Existe el poliamor, la relación de amigos con derechos, estar soltero o implicarse en relaciones sin ningún tipo de compromiso de por medio. Es decir, los rollos. Todas ellas parece que han ido desplazando a las relaciones anteriores, guiadas para culminar en un matrimonio que durara de por vida.

En todas ellas, podríamos llegar a confundir conceptos y hacer que aparezcan otros problemas como la obsesión o la dependencia. Estos, en ningún caso, son síntomas de enamoramiento por la otra persona. Existen diferencias clave que debemos conocer para huir, en cuanto podamos, de signos que nos pueden llevar a sufrir más de la cuenta. A pesar de que este tipo de emociones son tan intensas que podemos llegar a tomarlas como amor, es necesario definir ciertos límites para no equivocarnos.

La obsesión es adictiva y muy complicada de solucionar. Por eso, necesitamos descubrir la fina línea que separa el amor del capricho. Y elegir por nosotros mismos.

El capricho, muy difícil de atajar

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Cuando estamos con una persona, podemos llegar a confundir si se trata de un capricho o de amor verdadero. Si es tu caso y tienes ciertas dudas, debes saber que este primero se trata de una emoción muy intensa compuesta por una fuerte atracción física.

Sin embargo, se le resta importancia a otros valores relacionados con el enamoramiento. Cuando es más una obsesión que otra cosa, no podemos pensar en nada más y, sobre todo, en nadie más. Muchas veces tendemos a confundirlo, por eso es vital reconocerlo.

Los pensamientos nos pueden jugar malas pasadas y llevarnos a creer que esa persona está por encima de todo lo demás. Es complicado, si lo sufrimos, el poder centrarnos y concentrarnos en ninguna otra cosa.

Idealización, parte del capricho

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Si creemos que la otra persona es perfecta, podríamos encontrarnos ante un claro ejemplo de capricho. Si consideras que no tiene ningún defecto, piénsalo bien, pues todos tenemos alguno.

Puede incluso que llegues a idolatrar a la otra persona. Aunque, por supuesto, tenga sus propios defectos, tú has decidido poner un velo delante y no darte cuenta de ellos. Si estás encaprichado de alguien, todo tu mundo girará en torno a la otra persona.

Uno de los síntomas clave es que dejas de lado tu vida y te adaptas a la del otro. De este modo, terminamos por desatender otras relaciones, como amistades o a la propia familia.

Manipulación, un síntoma grave de que no es amor

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Otra de las formas de saber que es un capricho y no amor verdadero es cuando tienes un miedo descomunal a que la relación se termine o esa persona te acabe abandonando. De este modo, terminarás aguantando cualquier cosa.

Fíjate bien, pues uno de los síntomas más graves es que puede que incluso llegues a manipular a la otra persona siempre que consigas que la relación no termine. Un capricho se suele dar en personas muy dependientes.

Este tipo de personas, debido a algún tipo de carencia emocional, necesitan estar con alguien para sentirse realizados. Esto es algo contra lo que debemos luchar, pues no es saludable para nosotros.

Atracción física en su máximo nivel

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Cuando te paras a pensarlo de forma detenida, puede que te sientas más atraído por su físico que por la personalidad. Esto es, sin duda, un síntoma clave para ver que es un capricho.

Estas relaciones suelen empezar muy rápido, aunque el interés no suele ser estable: aumenta y disminuye todo el tiempo. Son parejas que discuten muy a menudo. En caso de distanciamiento, la emoción desaparece muy rápido.

Cuando no pensamos en el crecimiento de la relación, sino únicamente en nuestro propio bienestar, también hablamos de un capricho y no de amor. Nos interesa más mantenernos bien que la pareja fluya.

El amor verdadero, más allá del físico

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Una de las señales más claras de que es amor verdadero y no un capricho temporal es que el físico no lo es todo. Bien es cierto que que te atraiga tu pareja es muy importante, pero existen otras cosas que se complementan a la perfección.

Saber si es o no amor es mucho más complicado de saber que en el caso de la obsesión, por lo que debemos estar muy atentos al avance de nuestra relación y escucharnos a nosotros mismos para saber cómo nos sentimos.

Aunque no te atraiga su físico de forma increíble, sí te atraerán el resto de cualidades personales del otro. Es decir, te gusta lo que ves en el interior de la persona, la ves como un todo. Eres capaz de saber cuáles son sus defectos, pero los aceptas.

Poco a poco, el comienzo del amor

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En las relaciones basadas en un capricho, todo comienza de forma precipitada. En el caso de una relación de amor, esto se cocina a fuego mucho más lento. Nos damos el tiempo que sea necesario para conocer a nuestra pareja.

Si es amor verdadero, a pesar de que la otra persona es muy importante, no lo es todo. No impedirá el que compartas tiempo con amigos, familia o cualquier otra relación.

Cuando nos distanciamos, por el motivo que sea, la relación, al contrario de enfriarse, se hará mucho más fuerte. Siempre buscaremos la manera de que esto ocurra así y no terminarla.

Comunicación, la clave en una relación de amor

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Por supuesto, en una relación en la que reine el amor también habrá discusiones. Sin embargo, con el tiempo y el descubrimiento de la pareja, podremos ir sabiendo qué nos gusta y qué no o qué nos molesta, por lo que irán disminuyendo. Si existen, siempre intentaremos negociar para buscar el punto intermedio. Es decir, cederá alguna de las partes.

Nuestro interés aquí no se encuentra en el bienestar personal, sino en el del conjunto de la relación. Lucharemos por salvar el proyecto en común que tengamos con la otra persona. Se trata de un sentimiento generoso, que nos ayuda a pensar siempre en los dos.

Cuando analizamos nuestros sentimientos, somos capaces de darnos cuenta de qué es amor y qué no. Esto nos ayuda a no tomar decisiones equivocadas. Recuerda que el amor verdadero aparece poco a poco, convirtiéndose en algo estable. Por el contrario, el capricho es una emoción pasajera que aumenta demasiado rápido y cuyas consecuencias pueden ser negativas.