Felipe VI ha dado el pistoletazo de salida a la XV legislatura. Y ha mandado deberes a diputados y senadores para los próximos cuatro años. Les ha pedido que honren la Constitución y que les ha dicho que la obligación de todos es «legar a los españoles más jóvenes una España sólida y unida, sin divisiones ni enfrentamientos». También les ha recalcado que «no hay que mirar la Constitución con nostalgia».
Antes de proclamar la apertura de la XV Legislatura (el ya lleva tres proclamaciones), el Rey centró con tono solemne uno de sus discursos más breves en los jóvenes, poniendo como ejemplo a su propia hija, la Princesa Leonor, para quienes hay que trabajar con el fin de dejarles un legado de una España mejor.
El monarca defendió la Constitución y todos los valores que representa. Recordó su origen en 1978, que hace 45 años supo recoger «la realidad compartida y edificada por mujeres y hombres de diversa procedencia social o geográfica con ideologías distintas», pero sobre todo destacó que la idea compartida de hacer «un mejor país para todos»».
El principio de su discurso fue de saludos a los presentes y felicitaciones a Pedro Sánchez por su elección, a los ministros por su nombramientos y a diputados y senadores por su elección (a todos les deseó «acierto»), fue para recordar la regularidad de estos actos, como es la apertura solemne de la legislatura, muestra su sentido constitucional y la relación entre la Corona y las Cortes. Para el Rey cada cambio de legislatura muestra la «medida del devenir de la vida política», describiéndolas como «un anillo del tronco de nuestra democracia».
Felipe VI continuó haciendo referencia al juramento de la Constitución por parte de la Princesa Leonor, para referirse a las elecciones del 23J y de las autonómicas y municipales del 28M, recordando los miles de jóvenes de la misma edad de la princesa que ejercieron por primera vez su derecho a voto, lo que para el monarca es una «ampliación y renovación de nuestra comunidad política». Gran parte de su discurso se centró en los jóvenes, que aspiran a un futuro mejor, que tienen un amplio horizonte por delante, y una gran capacidad de adaptación. Para ellos, le dijo el Rey a diputados y senadores tienen que trabajar.
FELIPE VI RECUERDA QUE EL PUEBLO LES HA CONFIADO LA TAREA DE QUE EL PLURALISMO POLÍTICO MEJORE LA VIDA DE LOS ESPAÑOLES
También ha recordado a los representantes de Congreso y Senado que el pueblo español les ha confiado la tarea de que el pluralismo político impulse la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos. Es en este punto de su discurso cuando dijo con firmeza que «nuestra obligación, la obligación de todas las instituciones, es legar a los españoles más jóvenes una España sólida y unida, sin divisiones ni enfrentamientos», con la necesidad de «integrar todas las sensibilidades». Para estas tareas los representantes políticos tienen el honor de ocupar sus cargos, pero también la obligación de buscar el bien común de todos los españoles.
Felipe VI también ensalzó los valores de la Constitución. Recuperó los principios de igualdad, estableció la libertad, la justicia y el pluralismo político, unos valores que «no están anclados en el pasado» y que reconocen las diferencias y diversidades que existen en España. Por este motivo, aconsejó a todos que «no hay que mirar la Constitución con nostalgia», sino que se vea como el «mejor ordenamiento de nuestra vida». Por este motivo, aconsejó honrar el espíritu de la Constitución: una España social y de derecho, con tres pilares inseparables de una misma realidad histórica que garantizan «nuestra convivencia colectiva». Y les confió la tarea de que «el pluralismo impulse el bien común de todos los españoles».
Por último, aconsejó a diputados y senadores fue afronten los retos y grandes cambios que se avecinan con «gran responsabilidad», les deseó acierto en el desempeño de su función y declaró oficialmente la apertura de la XV legislatura.
ARMENGOL ASEGURÓ QUE «CUESTIONAR LA LEGITIMIDAD DEL GOBIERNO SOLO TRAE LA DESAFECCIÓN DE LOS CIUDADANOS»
Previamente al discurso del Rey, había tomado la palabra la presidenta del Congreso, Francina Armengol, quien recordó a los asistentes el momento complejo que vive la política española, y el tiempo que se ha necesitado para lograr una mayoría parlamentaria. Afirmó con rotundidad que esa mayoría es «legítima» y cuestionarla con «crispación, polarización y ruido solo provoca la desafección de los ciudadanos en la política».
Armengol apeló al diálogo y al consenso para ser «un reflejo de las necesidades que tienen los españoles, aprovechando las diferentes sensibilidades que están representadas en las Cortes generales. Y les retó a «confiar y creer en la España del futuro, de la juventud, que cree en Europa en la ciencia, plural, del dialogo y consenso, diversidad, que imagina en todas las lenguas, que hemos empezado dibujar en el Parlamento y aprovechará distintas sensibilidad que acoge con sus aportaciones con el dialogo».
Y terminó su discurso diciendo que «nuestra gloria no será otra que trabajar por y para los ciudadanos».
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