El gazpacho, el salmorejo e incluso la vichyssoise son sopas frías ideales para cuando las temperaturas empiezan a apretar. Son recetas estupendas porque son refrescantes, saludables y normalmente muy fáciles de preparar. Hoy sin embargo, queremos centrarnos en otro de los platos veraniegos, quizás un poco más desconocido, el ajoblanco. Reúne los mismos requisitos, es rápido, saludable, y está muy rico especialmente si se sirve muy fresquito. Te contamos cómo se prepara a continuación.
1Su origen
El origen del ajoblanco es del sur de España, en concreto es proviene de Andalucía y algunas zonas de Extremadura. Como el gazpacho o el salmorejo es una receta de origen humilde y que utiliza productos de la tierra, que en muchos casos eran el excedente de las cosechas. Se cree que esta receta vivió su esplendor durante la época romana. Lo que está claro es que fue anterior a otra de las sopas frías por excelencia el gazpacho. La llegada del tomate de América le daría popularidad al gazpacho, que le robaría durante muchos años el protagonismo al ajoblanco.