Alberto Núñez Feijóo busca un sustituto para Alejandro Fernández al frente del PPC. La intención del líder de la oposición en el Congreso de los diputados es poder hacerse un hueco en Cataluña, pero a costa de asumir al votante de Junts e incluso del PSC. La estrategia sería plausible siempre y cuando el PPC aglutinara el voto constitucionalista en Cataluña y aún hay margen de mejora para ello.
En el PPC de Alejandro Fernández tienen muy claro las líneas maestras a seguir para cimentar la base de votantes y poder expandirse después a otros graneros, pero en ningún caso será a costa de negociar o hablar con quienes tratan de romper con el resto de España, como Carles Puigdemont, el prófugo de Waterloo (Bélgica). Las fuentes ‘populares’ apuntaron en su momento que no podían tomar ni un café con Junts, ni mucho menos reunirse con Jordi Turull, la mano derecha de Puigdemont en Cataluña, como hizo Esteban González Pons, vicesecretario de Acción Institucional del PP.
Catalanizar al PPC no es la vía ni la estrategia a seguir
La foto de Pons con Turull ha levantado ampollas en el PPC y ha servido de excusa a Vox y Ciudadanos para atacar a la formación en Cataluña. El encuentro produce los mismos efectos irritantes de la sarna en el seno de la cúpula del PPC, cuya directriz principal es terminar de apuntalar a las bases y volver a erigirse como la casa del constitucionalismo en Cataluña.
GÉNOVA 13 BUSCA NEGOCIAR CON JUNTS CON LA DESAUTORIZACIÓN DE ALEJANDRO FERNÁNDEZ
De hecho, uno de los objetivos prioritarios del PPC en la actualidad pasa por captar a los votantes huérfanos de Ciudadanos y volver a atraer a los de Vox, que han hecho de la inmigración ilegal y la inseguridad su bandera. Los ‘populares’ catalanes buscan una línea propia y evitar un nuevo servilismo ante Génova 13, aunque hay quien no le desagrada la opción de dar voz y ser el portavoz de Feijóo en el noreste de España aunque sea al dictado de una cúpula que desconoce por completo a los actuales líderes independentistas, a quienes poco les importa la marcha de la economía y las consecuencias de una declaración unilateral de independencia con tal de conseguir los objetivos.
No hay interlocutor válido, como tampoco se puede entablar una negociación con quien asegura que la vía unilateral sigue vigente. Cierto es que Puigdemont no miente, como aseguró Feijóo, con sus líneas rojas, como cierto también es que no hay un solo paso atrás en el independentismo. Sus posiciones son inamovibles y no se puede negociar con alguien que no está dispuesto a ceder en sus pretensiones.
La intención de Feijóo y de parte de Génova es convertir al PPC en un referente socioeconómico en Cataluña, tendiendo puentes con los empresarios y tratando de mejorar la imagen «cerrada» de una formación constitucionalista pura. En resumen, ‘galleguizar’ al PP en todas las autonomías, pero no se parten de las mismas premisas ni axiomas en Galicia, Madrid o Andalucía respecto a Cataluña y País Vasco.
Los gallegos están muy cómodos con el PP, incluso con la imposición de la lengua en las escuelas, mientras que en Cataluña el escenario es muy diferente y más con una ley electoral que permite una mayor ponderación del votante de las provincias más independentistas, como Lleida y Girona.
EL PPC DE FERNÁNDEZ, CON OPINIÓN PROPIA
El error de Génova 13 es tratar de captar al votante independentista y a quien vota socialista, cuando ninguno de ambos perfiles tiene los principios del PPC. «Tratar de convencerles es un error mayúsculo», destacan las fuentes consultadas. De hecho, el propio Alejandro Fernández lo puso de manifiesto este pasado fin de semana. «En mi partido circula la teoría de que deberíamos copiar al PSC para mejorar en Cataluña. A ver, si ese fuera el camino, nos haríamos todos del PSC y asunto resuelto, de hecho los antiguos de Unió hicieron exactamente eso», opinó el líder del PPC.
El camino trazado por Fernández es muy claro y busca convertir al PPC en el dique de contención del separatismo, sin necesidad de recurrir a las muletas que ejerce el PSC, que ha pactado hasta en 62 municipios con los independentistas de Junts, ERC e incluso con la extrema izquierda de la CUP. El relato tiene, además, un argumento estructurado y con un objetivo claro: evitar el diálogo con quienes buscan la ruptura con el resto de España.
VOLVER A LA GEOMETRÍA VARIABLE DE 2012, UN NUEVO ERROR DE GÉNOVA 13
En Génova 13 insisten en la comparación de este Junts, más radicalizado que nunca, con los líderes de la antigua CiU, Jordi Pujol y Artur Mas, quienes exigieron la cabeza de Alejo Vidal-Quadras en el pacto del Majestic en el 96 y quienes permitieron la geometría variable entre 2011 y 2012 para aceptar las propuestas en el Parlament a cambio del apoyo en el Congreso a las medidas de Mariano Rajoy. No obstante, la estrategia tuvo como resultado una radicalización de CiU, golpeada por el caso del 3%, con una apuesta clara por la independencia hasta el punto de aceptar el apoyo de la CUP para poder gobernar.
A partir de entonces, Génova 13 impuso a los sucesivos candidatos del PPC la obligación de seguir las directrices de Madrid, pero Alejandro Fernández es un verso suelto con una opinión y estrategia propias, sin mandatos de terceros. De hecho, el tiempo le está dando la razón al recomponer un partido que estuvo a punto de perder toda representación en el Congreso de los Diputados en las dos elecciones generales de 2019. Cuatro años después, ha triplicado sus dos escaños del 10-N hasta los seis asiento en el Congreso de los Diputados y sin cambiar un ápice su discurso, con una oratoria muy cuidada.
GÉNOVA 13 AÚN NO HA PUESTO FECHA A LAS PRIMARIAS CATALANAS
En Génova 13, no obstante, buscan un títere en Cataluña para hacer y deshacer con un chasquido de dedos. Para ello, primero tendrán que sustituir a Alejandro Fernández y esa va a ser la gran dificultad. Feijóo no pone aún la fecha del congreso, como tampoco tiene definido un candidato para las primarias y que se enfrente en un cara a cara. El motivo no es otro que el importante apoyo que tiene Fernández entre las propias bases del PPC, con cerca de un apoyo del 70% de los afiliados.
Este, y no otro, es el principal escollo de Génova para apartar a Alejandro Fernández de la dirección del PPC. Los nombres que suenan llevan más de un año rondando por las distintas sedes ‘populares’, con Manu Reyes en primera línea. Aunque también suenan Daniel Sirera y Dolors Montserrat, concejal en el Ayuntamiento de Barcelona y eurodiputada, respectivamente.
No es la primera vez que Fernández se ha plantado ante Génova por esta misma negociación con Junts, un partido que aglutina ahora desde la derecha extrema catalana a la izquierda de las CUP. «Catalanizar al PPC no es la vía ni la estrategia a seguir», afirman las fuentes consultadas. Y es que, el PSC ya ha probado a hacerlo y ha aglutinado al votante de Unió, así como diferentes partidos y sectores que rivalizaron con el PPC. «Pero yo no soy socialista ni nacionalista. Y daré lo mejor de mí mismo para que el PP jamás lo sea», zanja Fernández.
De hecho, las críticas desde el PPC no proceden únicamente desde Barcelona, sino también desde Lleida. Dante Pérez ha tildado de «cobarde» el discurso de Feijóo sobre el posible acercamiento a Junts, más cuando asegura que Puigdemont «no miente».