El PSOE se sobrepone tras el Comité Federal de la amnistía. Los socialistas no sólo ponen a funcionar toda la maquinaria para cargarse de razones y argumentos para el encaje de la medida de gracia en la Constitución y obtener así el apoyo de los siete diputados de Junts para mantenerse en La Moncloa, sino que descoloca por completo a Íñigo Urkullu y Oriol Junqueras, líderes del PNV y ERC, respectivamente, inmersos en la negociación paralela con Carles Puigdemont.
Tanto el PNV y los republicanos de Junqueras ERC están completamente desubicados y «superados» por el ciclón socialista, que ha puesto toda la carne en el asador en la amnistía, sin aceptar el referéndum o consulta similar. Ambas formaciones habían tratado de arrancar un acuerdo al PSOE con exigencias de máximos hasta el punto de asegurar que los votos de ERC «hay que sudarlos», como aseguró Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso. Pero en el PSOE se enfundaron el mono de faena y han diseñado una estrategia perfecta para hundir a ambos partidos, a la postre gobernantes en sus respectivas Comunidades Autónomas.
Ni en el PNV ni en ERC se lo terminan de creer, pero han caído en una trampa de inexpertos en política, pese a su larga trayectoria. Si el PSOE ata el voto con Junts, que ya lo tiene hecho hasta el punto de presentar el acuerdo de investidura después de la jura de la Constitución de la Princesa Leonor, a ERC y PNV les deja en una situación más que comprometida si decidieran no entregar los votos a Pedro Sánchez. La investidura se convocará para una semana después del Real acto, al que no asistirá ningún ministro de Unidas Podemos, y en caso de resultar fallida las elecciones tendrían lugar el mismo día de Nochebuena.
EL PSOE HUNDE A JUNQUERAS Y A URKULLU
En esa estrategia, PSOE y PSC, con toda las máquinas a máximo rendimiento y engrasadas, señalarían hacia el PNV y ERC como culpables de la situación, como ya hiciera con Albert Rivera y su Ciudadanos, tras las elecciones de abril de 2019, certificando la defunción del partido. «Se les está poniendo cara de Rivera», afirman las fuentes políticas consultadas.
Junqueras y Urkullu corren ahora el riesgo de ser prácticamente irrelevantes en el panorama político por distintas razones. La principal de ellas es que el aparato del PSOE les está comiendo la tostada lentamente, hasta que tan sólo quede el bocado final. La debacle del PNV y ERC en las pasadas elecciones generales dan buena muestra de ello, con desplomes del 20% y el 46%, respectivamente.
Por este votante pelea ahora mismo el PSE de Eneko Andueza, quien sustituye a Patxi López, y el PSC de Salvador Illa, que está consiguiendo con un perfil muy bajo agrandar la brecha en plena guerra interna entre los bloques de Oriol Junqueras y Pere Aragonès, presidente de la Generalitat. Por ahora, Junqueras tiene una ventaja muy muy ligera, pero sigue al frente del partido. «Es lo último que le queda», han asegurado.
En el lado opuesto, el PSC solo ha cerrado las «heridas» de la parte independentista, olvidándose de las nefastas consecuencias para la ciudadanía que defendió el Estado de Derecho ante las leyes de desconexión de septiembre y el referéndum con la posterior proclamación de la independencia en octubre de 2017. La fuga de empresas se mantiene, mientras muchas familias se mantienen aún rotas, así como amistades. Para ellos no habrá amnistía, como tampoco para los agraviados policías que sufrieron agresiones al seguir las órdenes judiciales para impedir la votación del 1 de octubre.
EL RELATO DE LA CONVIVENCIA, TUMBADO POR EMPRESAS
El relato de la «convivencia» y la «reconciliación», como ha asegurado Sánchez en el Comité Federal de este fin de semana, se desmonta muy fácilmente ya que ninguna de las grandes empresas que se fueron en la primera semana de octubre de 2017 tiene plan alguno para volver a Cataluña, y las familias rotas mantendrán ahora una mayor división ya que los constitucionalistas se consideran «ninguneados» y «vilipendiados» con este pacto. «Son las monedas de cambio» en este pacto con Junts.
La justificación de esta «medida de gracia» es evitar la llegada de Alberto Núñez Feijóo al poder, o lo que es lo mismo, mantener a Pedro Sánchez a toda costa en La Moncloa. La amnistía, por otro lado, no será incluida en la pregunta a las bases del PSOE, como tampoco se introdujo en el programa electoral de las elecciones del 23 de julio. «Es fruto de la necesidad y ahora hay que argumentarla para evitar la actuación judicial», sostienen las mismas fuentes.
De esta forma, el PSOE busca ahora cómo armar el argumento, aunque la vía abierta por el momento es la de «frenar a la ultraderecha», una palabra utilizada hasta en ocho ocasiones por Pedro Sánchez en su discurso inaugural. Asimismo, también ha hecho referencia a los 56 diputados que estarían a favor de la amnistía, si bien tan sólo ERC y Junts incluían la ley de amnistía para «combatir la estrategia represiva» del Estado.
El programa electoral de Junts recoge la «inconstitucionalidad» de la amnistía
Los de Puigdemont fueron a más y aseguraron que el Gobierno de España lo impidió debido a la «inconstitucionalidad» de la medida. No fueron pocos los informes ni tampoco las declaraciones, como la del exministro de Justicia, Juan Carlos Campos, quienes mostraban la inviabilidad de la medida de gracia.
LOS SIETE VOTOS DE JUNTS Y CUATRO AÑOS DE LEGISLATURA PARA EL PSOE
No obstante, el PSOE centra el debate en la constitucionalidad, pero no en el para qué ni en el por qué se aprobaría la amnistía. Este argumento tiene muchas trabas a la hora de ejecutarlo sin contradicciones, la principal de ellas es que Junts ha afirmado que mantiene la vía unilateral para conseguir la independencia de Cataluña.
Mientras tanto, el PSOE también juega sus cartas para frenar la ofensiva en la calle y en las instituciones del PP y Vox al evitar el debate parlamentario en el Congreso de los Diputados, sin sesiones de Control al Gobierno en funciones tras la formación de Las Cortes. De hecho, no será hasta el próximo 3 de noviembre cuando se reúna la Junta de Portavoces del Congreso para cerrar un acuerdo sobre la composición de las comisiones parlamentarias.
Asimismo, el PP insta al PSOE a fijar ya la fecha de la investidura ya que ha pasado un mes desde que el Rey Felipe VI designó a Pedro Sánchez como candidato, mientras que Feijóo tan sólo tardó 24 horas desde que fue escogido por el monarca. La diferencia es que el PSOE ha utilizado el tiempo disponible desde que comenzó a correr el reloj de la Democracia.
El límite ahora es el 27 de noviembre y si no hay acuerdo las elecciones se esperan el 14 de enero, en caso de adelantarse una o dos semanas, habría votación en Nochebuena o tras el día de Reyes. En cualquier caso, serían unas elecciones en período festivo con el ojo puesto en el polémico voto por correo.