viernes, 22 noviembre 2024

La economía podría caer un 22%, pero Calvo ya habla de un nuevo estado de alarma

  • El gobernador del Banco de España ha advertido que la economía española puede caer un 22% en el segundo trimestre.
  • La vicepresidenta Carmen Calvo dice que está todo controlado, pero que si hay más rebrotes, habrá otro estado de alarma.
  • El gobernador ha dejado claro que hay que ahondar en las medidas para evitar que las empresas quiebren.
  • La economía española está tocada y tiene «daños estructurales», tal y como lo ve el  gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. Podría caer este año 2020 hasta un 22%, según ha advertido este martes el gobernador. Esta situación hace imprescindible tomar medidas para paliar las consecuencias de la pandemia, según su criterio. Sin embargo, los rebrotes que están apareciendo a lo largo y ancho del país han llevado a la vicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo a avisar también este martes de que el Ejecutivo ya estudia decretar de nuevo el estado de alarma, por su puesto, con el consiguiente agravamiento de la crisis. Desde el Gobierno insisten en que lo primero es la cuestión sanitaria. Pero desde los sectores económicos ya claman por nuevas medidas (y prolongar algunas que ya están vigentes) mientras tiemblan ante un posible nuevo confinamiento que lleve a muchos a la ruina.

    Hernández de Cos ha pedido no efectuar una retirada «prematura» de los estímulos fiscales, sino extender temporalmente y recalibrar algunas medidas ya adoptadas, como los ERTE por sectores o los avales públicos. Y mientras el Gobierno se pelea por buscar una solución que contente a todos, Calvo sigue a lo suyo, con advertencias que llevan al pánico a los sectores económicos más tocados y alimentando el miedo ante el tímido optimismo que se había visto este mes de junio.

    Hernández de Cos ha dado su opinión durante su comparecencia ante la comisión para la Reconstrucción Social y Económica en el Congreso, en la que ha explicado que tras la etapa de hibernación, se inicia una segunda fase en la que la economía está empezando a reactivarse de forma gradual conforme a la desescalada, si bien la disrupción es «la mayor en tiempos de bonanza». Parece que el país se recupera, pero si sus peores pronósticos se producen, el país caería un 22%, un derrumbe más propio de una guerra, solo que esta vez no habrá desgaste en la infraestructura productiva.

    Las palabras de Calvo, sin embargo, han traído de nuevo el pánico. Fuentes del Gobierno aseguran que su intención no era ni mucho menos infundir el miedo entre los sectores más golpeados por la crisis, sino advertir que se debe ser responsable durante la desescalada y evitar rebrotes como el detectado este martes en una residencia en Lleida en el que han dado positivo en coronavirus hasta 18 personas, la mayoría ancianos. Aún así, la estrategia de Calvo le ha salido regular, pues los titulares han copado lo que parece una amenaza: habrá nuevo estado de alarma.

    «Ojalá no lo tengamos que hacer, pero seremos contundentes para proteger la salud. Llegado el momento, el Gobierno volverá a dar señales de responsabilidad», ha afirmado la vicepresidenta. Según Calvo, en este momento los 12 de los rebrotes activos en España «están controlados» y que el país se encuentra «en una situación» que entra «dentro de lo previsible», por lo que no sería necesario un estado de alarma. Pero si la cosa va a más, la socialista ha dejado la duda.

    El gobernador del Banco de España, por su parte, ha mantenido las previsiones de una caída de la economía de entre el 16% y el 22% en el segundo trimestre, con una previsión de un retroceso económico de entre el 9% y el 15,1% este año, avisando además de que la crisis afecta a «elementos estructurales». Esto sin tener en cuenta lo que sería un segundo estado de alarma, y con él, la vuelta a encerrarnos en casa.

    Así, Hernández de Cos ha pedido «unidad» a los políticos y ha subrayado que el apoyo a la recuperación no aconseja efectuar una retirada «prematura» de los estímulos fiscales y las medidas de apoyo en general, ni monetarias, ya que aumentaría el riesgo de daños «más duraderos» en la economía.