Pablo Iglesias mantiene la dirección de Unidas Podemos en la sombra. El exvicepresidente del Gobierno no se amilana ante las amenazas desde Sumar, que advierten de las consecuencias de no seguir las directrices de Yolanda Díaz, como cortar el grifo económico a sus socios de coalición en caso de saltarse la disciplina de voto y no votar ‘sí’ a la investidura de Pedro Sánchez.
Unidas Podemos pretende hacer valer los cinco diputados en cada una de las votaciones del Congreso de los Diputados, una exigencia de máximos de la que dependen todas las políticas del PSOE. Y es que, pese a ser minoritarios, tienen la suficiente fuerza para paralizar leyes como los Presupuestos o la modificación de la reforma laboral para introducir una semana laboral de 37,5 horas en 2025. Desde Sumar, con Ernest Urtasun, han tratado de enfriar el enfrentamiento dialéctico, pero sin éxito.
El PSOE, les digo por experiencia, no siempre quiere cumplir con lo que firma
Los ‘morados’, no obstante, son muy conocedores de la situación límite en la que se encuentran. Despojados de la Asamblea de Madrid, Galicia y Andalucía, entre otras Comunidades Autónomas; con EREs en Aragón al no tener representación y serias dificultades a la hora de difundir sus discursos en los medios. Pablo Iglesias, no obstante, tiene un importante hueco a la hora de poder difundir su discurso y dirigirse directamente a sus interlocutores a través de los medios, como ha hecho con Ada Colau y Yolanda Díaz a través de las páginas del diario Ara.
Lejos de responder por las redes sociales o en privado, Pablo Iglesias difunde las amenazas vertidas desde Sumar por un supuesto incumplimiento del acuerdo de coalición. «Podemos ha firmado un acuerdo con Sumar para ir juntos a las elecciones y debe cumplir, o no tendrá retorno en materia económica», aseguró Colau en Cafe d’idees, el programa de Gemma Nierga.
UNIDAS PODEMOS MANTENDRÍA LAS SUBVENCIONES
Lejos de asistir a una indigestión de Pablo Iglesias por este ultimátum, que define como un «u obedeces a Yolanda Díaz o retiramos la parte correspondiente a las subvenciones electorales», el exlíder de Unidas Podemos ha respondido que ni Colau ni Díaz pueden cumplir con la amenaza. «Los derechos económicos que adquieren los partidos cuando firman un acuerdo de coalición no dependen del humor mejor o peor con el que se quiten los dirigentes de Sumar o los ‘comuns’».
Asimismo, tampoco pueden cuestionar la autonomía de los diputados de Unidas Podemos, como tampoco pueden condicionar la actividad del resto de señorías de otros partidos, como Más País o Compromís, entre otros. Esta amenaza, no obstante, tiene otras lecturas y no precisamente políticas.
Según Iglesias, el hecho de pronunciarse en estos términos refleja la «frustración autoritaria de Colau». Y es que, cuando «se explicita en público una amenaza que no puede cumplir muestra una contradicción entre su deseo irreprimible de mandar y la imposibilidad de materializarlo».
«Ada Colau quisiera tener el poder de castigar por hacerse obedecer, pero al transformar su deseo en una amenaza pública que no puede cumplir sólo consigue hacer visible ante todos el patetismo de su desempoderamiento», ha continuado.
PABLO IGLESIAS TILDA A COLAU DE FRUSTRADA
La «exhibición de impotencia» no acaba ahí. Colau aseguró que recibe mucha presión para ser ministra del Gobierno, pero que no quiere serlo, dando a entender que «depende de ella formar o no parte del Consejo de Ministros y que si no es ministra es únicamente porque no quiere». Como si Pedro Sánchez, único con potestad para nombrar o cesar ministros, estuviera a su merced.
Pablo Iglesias no deja títere con cabeza en este ejercicio de desnudez personal. Así, le recuerda a Colau su sitio actual, de concejal y fuera del Gobierno, tras la negativa del PSC a reeditar un acuerdo de coalición. En este sentido, la exalcaldesa de Barcelona señaló que Barcelona no puede gobernarse únicamente con los votos de los socialistas liderados por Jaume Collboni, a quien Colau acusa de «empacho de poder».
PABLO IGLESIAS DESCONFÍA DEL PSOE
«Me imagino -prosigue Iglesias- la sonrisa lacaniana de Collboni al oír que Colau le acusa de tener un empacho de poder». «Más o menos empachado, lo cierto es que Collboni tiene lo que Colau tenía y ya no tiene. El alcalde lo sabe y lo disfruta en su relación con Colau», remacha. Cabe señalar que Collboni está dando marcha atrás a algunas de las polémicas medidas de la alcaldesa de Barcelona.
La traca final la ha dejado para el final, al señalar que quizá le convendría abrirse un podcast para decir lo que le dé la gana y ayudar así al partido. «Quizás le iría mejor y tendría cosas interesantes que decir, en vez de ponerse un sombrero de Napoleón y amenazar unos y otros desde un speakers’ corner del Parc Güell». apunta.
Todo ello, para recordar que el pacto entre Sánchez y Díaz tiene cosas positivas, pero no tienen diputados suficientes para llevarlo a cabo. «El PSOE, les digo por experiencia, no siempre quiere cumplir con lo que firma, especialmente si se trata de propuestas progresistas», ha advertido. En esta misma línea se ha mostrado también Carles Puigdemont, líder de Junts, quien mide cada paso en esta negociación para evitar ser engañado por los socialistas.
«Si finalmente arranca la legislatura de la amnistía, los partidos de izquierdas tendrán que colaborar para conseguir que el PSOE asuma que deben hacerse algunas políticas de izquierdas. Para ello, las amenazas, especialmente las que no se pueden cumplir, no ayudan demasiado», ha finalizado.