Salvador Illa, líder del PSC, mantiene el viejo juego catalán de la ‘puta i la ramoneta’ con la amnistía. El relato de los socialistas catalanes pasa por un sí pero no y un no pero sí con la medida de gracia que otorgará el PSOE a Carles Puigdemont, líder de Junts, para mantener el poder en La Moncloa, su único y gran altavoz fuera de los medios de comunicación; mientras su principal obstáculo es conseguir un acuerdo que no incluya el término, pero sólo para camuflarlo y evitar que se vuelva en contra en otras regiones de España.
La posición del PSC con la amnistía se ha puesto de manifiesto en las votaciones de la última sesión del Debate de Política General, celebrada en el Parlamento catalán, y también en el Ayuntamiento de Barcelona, con Jaume Collboni al frente. Los socialistas catalanes se han posicionado en contra de dar su apoyo al pacto conjunto entre las formaciones separatistas, que exigen un referéndum de independencia y la bula a Puigdemont; mientas han rehusado posicionarse claramente en contra de la amnistía y de que el castellano sea también lengua propia en Cataluña mediante una modificación del Estatuto.
Salvador Illa y los diputados socialistas saben navegar muy bien en estas aguas. Su estrategia es la de una perfil bajo, equidistancia y amagar a unos y otros. Es un juego de cálculo perfectamente milimetrado, con su dosis de bronca y ataques. Pero los socialistas no caen en ningún tipo de señuelo. El líder de la oposición en Cataluña evita entrar al trapo de las discusiones y no muestra las cartas sobre la mesa. No obstante, en las sucesivas votaciones de este viernes, el líder del PSC queda retratado.
SALVADOR ILLA Y SUS NÚMEROS CON JUNTS Y ERC
Cabe recordar que asistió a la multitudinaria manifestación de hace justo seis años en contra del referéndum y para deshacer el agravio a los agentes de la Policía Nacional y Guardia Civil. Asimismo, hace cuatro años el PSC coordinó junto con Interior la foto de Pedro Sánchez en la habitación de uno de los agentes heridos por los disturbios graves tras la sentencia del 1-O. De todo aquello solo quedaron la imagen y unas pocas declaraciones equidistantes del PSC.
Junts no quiere interlocutores de alto rango, quiere los de más alto nivel; un cara a cara con las principales personalidades del Gobierno
Salvador Illa tenía la oportunidad de romper con cualquier postulado independentista, pero se ha convertido en la ‘muleta’, el bastón necesario para devolver al separatismo de ERC y Junts a los prolegómenos de los negros meses de septiembre y octubre de 2017. Tanto Carles Puigdemont como Oriol Junqueras, el máximo representante de Esquerra Republicana de Catalunya, vuelven a unir sus esfuerzos para lanzar el último órdago a los socialistas: una consulta, la amnistía y el pacto fiscal vasco a la catalana, también han insistido en colocar el catalán en como lengua oficial en UE, pese a que no lo es en España, sino cooficial y únicamente en Cataluña.
Mientras los socialistas catalanes, liderados por Salvador Illa, votaban en contra de la amnistía presentada por ERC y Junts y también en contra de la propuesta de resolución de Ciudadanos, que rechaza de plano la medida de gracia a Puigdemont y a los ‘patriotas catalanes’ a los que cazaron con explosivos para atentar en el Parlament, el PSOE en el Congreso de los Diputados se mostraba favorable a la amnistía como bula para ostentar el Gobierno una nueva legislatura. En la Cámara Baja, la votación fue negativa para Feijóo, pero el líder del PP no sólo ha salido reforzado ante los suyos, sino también ha logrado tumbar el relato del PSOE, Sumar e incluso dejó varios avisos a Vox.
SALVADOR ILLA, DISTANTE CON LO SUCEDIDO EN EL CONGRESO
Eso sí, hubo también polémica, no por una intervención chulesca de Óscar Puente, convertido en un mamporrero a las órdenes de Pedro Sánchez, sino por una nueva decisión difícil de pasar por alto. La protagonista fue Francina Armengol, presidenta del Congreso de los Diputados. La socialista de Baleares aceptó como «voto nulo» un claro y rotundo sí de Eduard Pujol, de la bancada de Junts. Dijo claramente ‘sí’ a Feijóo, aunque luego se desdijo.
El voto debería haber sumado a Feijóo, según las directrices del reglamento, más cuando se anuncia a viva voz. Un caso más parecido a los diputados Casero y Sancho, conocidos por sus errores no intencionados a la hora de mostrar su voto. Tras el rifirrafe en la Mesa del Congreso por el voto favorable al PP desde la bancada de Junts, Armengol tomó la decisión de declarar «nulo su voto».
No obstante, como viene siendo habitual en la tercera autoridad del Estado, todo vale, como ocurrió en la sesión en la que se aprobó el uso de las lenguas cooficiales -sin haberse aprobado se permitió utilizarlas-. Armengol declaró nulo un voto en el que sólo hay tres posibilidades contempladas en el reglamento de una investidura: sí, no o abstención. No hay más. Si es un error, se asumen las consecuencias, como ocurrió con la reforma laboral de Casero, aprobada con su voto. Si un diputado separatista votó a favor de Feijóo así debería quedar reflejado en el acta.
Salvador Illa, por su parte, es ajeno a todo lo que ocurre en Madrid. Su mirada va más allá de Cataluña y está puesta sobre Waterloo, esperando que Junts y Puigdemont reculen, así como ERC y Junqueras. Pero los independentistas no dan su brazo a torcer debido a las elecciones catalanas que se esperan como muy tarde para febrero de 2025.
LAS EXIGENCIAS DE JUNTS Y ERC AL PSOE Y PSC
El exministro de Sanidad durante la peor parte de la pandemia y cuyas compras de mascarillas están bajo sospecha busca dar una sensación de indiferencia respecto al ultimátum independentista. Si Junts no vota por Pedro Sánchez habrá «nuevas elecciones», sostiene. La advertencia no se dirige a Puigdemont, cuya imagen por la legitimación de Yolanda Díaz en una reunión en Bruselas y entre risas ha salido muy reforzada, sino a ERC, el partido que más ha perdido en toda España, un 46% menos de escaños y numerosos votos saliendo hacia Junts y el PSC.
Salvador Illa ha construido el relato del PSOE de Pedro Sánchez para tratar de ganarse al Junts y especialmente a Puigdemont. De conseguir el apoyo, el líder de Junts podrá erigirse como fuerza hegemónica en el bloque separatista al haber conseguido arrancar la amnistía, el referéndum, las lenguas y el pacto fiscal.
La próxima parada sería la gestión de infraestructuras estratégicas, como el aeropuerto de El Prat, Cercanías -Rodalies- e incluso el AVE a su paso por Cataluña. La Generalitat controla desde hace décadas el servicio que realiza la Guardia Civil en las carreteras españolas, mientras está en disputa el control marítimo. En definitiva, un paso hacia adelante para conseguir la separación total con el resto de España. Y no, Puigdemont no parará hasta conseguirlo, incluso por la vía unilateral como hizo hace seis años.
EL PSC DE SALVADOR ILLA, MULETA DEL INDEPENDETISMO
De conseguir La Moncloa, el PSC de Salvador Illa habría convertido al PSOE en la muleta del independentismo, con quien se pacta absolutamente todo, incluyendo una nueva ley de vivienda para Barcelona, el soterramiento de la Ronda y las Diputaciones, como se ha visto en esta misma semana.
Todo se ha realizado con prisa ante la necesidad de llegar a un acuerdo con Puigdemont antes del 29 de noviembre. En esa fecha se cumplen dos meses desde la votación de investidura y siempre y cuando el Rey Felipe VI, que inicia la ronda de consultas este lunes con Vox, designe a Pedro Sánchez como candidato este mismo martes.
El Rey no ha esperado ni un día desde la fallida investidura de Feijóo para convocar nueva ronda, un hecho que incomoda al socialismo, aunque ya estaba preparado para ello. Sánchez lo ha dejado claro por activa y por pasiva: rapidez, prisa y no hay tiempo que perder. Estas han sido sus frases durante las últimas semanas, mientras Puigdemont espera impaciente la llegada de los emisarios del presidente del Gobierno en funciones y no espera a nadie más que a Félix Bolaños.
«Junts no quiere interlocutores de alto rango, quiere los de más alto nivel; un cara a cara con las principales personalidades del Gobierno, como hizo con Yolanda Díaz», apuntan fuentes cercanas al separatismo. Con esta premisa, Sánchez arrancará las negociaciones oficialmente. La única incógnita es si el PSOE se convertirá en una imagen y semejanza del PSC al pactar con Puigdemont o bien, los socialistas reculan y venderán un nuevo relato de cara a una posible contienda electoral.