ERC y Junts se están enfrentando para liderar las negociaciones con Sánchez. Muy lejos de la unidad que mostraron en el otoño de 2017, con declaración de independencia incluida. El motivo no es otro que quién se apunta el tanto de haber arrancado a Pedro Sánchez la ley de amnistía, el derecho de autodeterminación y hasta la posibilidad de celebrar un referéndum.
El otro motivo tiene números. ERC ha perdido demasiados votos en las elecciones generales del 23J: de los 874.859 votos logrados en 2019, que le llevó a la presidencia de la Generalitat, ha pasado a 462.883 votos en 2023, casi la mitad. Lo curioso es que Junts per Catalunya también retrocedió en votantes, 530.225 en 2019 y 392.634 en 2023. Ambos partidos han perdido seguidores y el Partido Socialista de Cataluña (PSC), que se convirtió en la fuerza más votada al lograr más de 1,2 millones de votos.
Sin embargo, los resultados electorales del 23J convirtió a ERC y Junts en un elemento necesario para cualquiera de los candidatos a presentarse a una investidura. ERC emplazó a los partidos independentistas (Junts y CUP, esencialmente) a mostrar un frente común en la negociación, era agosto y todo parecía estar encarrilado.
EL GUIÑO DE FEIJÓO A JUNTS PARA UNA POSIBLE NEGOCIACIÓN
ERC todavía tenía entonces la sartén por el mango. Pero que Yolanda Díaz fuera a reunirse con Puigdemont en Bruselas, y que después Alberto Núñez Feijóo albergara la posibilidad de buscar el apoyo de Junts, recordando su trayectoria histórica, puso de manifiesto que tanto el PSOE como el PP cuentan antes con Puigdemont para hablar ante la nitidez de sus peticiones.
ERC tiene más fuerza electoral, por poco, con un Junqueras diluido en la inhabilitación y un Aragonés debilitado en el Parlament, y Puigdemont se juega mucho como para dejar pasar la ocasión. Y esta semana ha estallado durante el debate de política general en el Parlament de Cataluña. La portavoz de ERC, Mónica Sales, acusó a Aragonés de no tener legitimidad en las negociaciones que se mantienen con el PSOE.
Sales no dejó lugar a dudas. Junts quiere liderar la negociación, mientras desde ERC se van soltando titulares de por dónde van las negociaciones. Oriol Junqueras aseguraba que la amnistía había quedado cerrada en el acuerdo para la Mesa del Congreso, al dar su apoyo a la socialista Francina Armengol.
Y pocos días también ERC desvelaba que la parte política del acuerdo estaba cerrada y que sólo quedaba el documento técnico, es decir, cómo se vehiculará legalmente el acuerdo para no ir contra lo que dice la Constitución. Hacer pública tanta información no gustó ni al PSC ni a Junts. Salvador Illa les dio un toque de atención para que se callaran, mientras Junts les dijo que no hablaran por terceros. Un ‘terceros’ que les separaba definitivamente de ERC en la negociación con Sánchez.
PUIGDEMONT LLEVA LA VOZ CANTANTE DE LA NEGOCIACIÓN
Sales le dedicó una retahíla de descalificaciones a Aragonés en la sede del parlamento regional de los catalanes como «El Govern está aislado, es inestable, no tiene liderazgo ni proyecto ni ambición de futuro». Pero no paró ahí. Luego entró en el terreno personal. Ha acusado a Aragonès de ‘dejarlo estar’, de no hacer nada por la autodeterminación, y de la ruptura de la unidad de partidos y organizaciones independentistas… «no puede liderar la solución del conflicto mediante el ejercicio de la autodeterminación».
La portavoz de Junts no mostraba más que el reflejo de la realidad, ya que tras haber roto hace más de un año con ERC en el Gobierno, y con Carles Puigdemont llevando la voz cantante en la negociación, Aragonés se encuentra atado de pies y manos, haciendo encaje de bolillos para poder sacar adelante las leyes e incluso los presupuestos.
El viaje de Oriol Junqueras a Madrid para proclamar el día histórico que suponía que se hablen las lenguas cooficiales en el Congreso de los Diputados, fue un intento de ganar músculo y colgarse la medalla de que fue ERC quien lo ha conseguido. Fue en esa visita cuando adelantó que la amnistía ya estaba pactada, para dejar bien claro que ERC también está dentro de la negociación de Puigdemont y Sánchez.
LA LUCHA ENTRE ERC Y JUNTS, ¿PONDRÁ EN PELIGRO LAS NEGOCIACIONES DE SÁNCHEZ?
En Moncloa y Ferraz conocen las condiciones que ha puesto Puigdemont por los siete votos de de Junts en el Congreso: amnistía, derecho de autodeterminación, referéndum y devolución de la deuda histórica (unos 475.000 millones de euros). Por muchas vueltas que le quiera dar Sánchez y vestir con las palabras que quiera, esas son las condiciones.
Por su parte, Junqueras quiere recuperar también el protagonismo. Ante las peticiones de Puigdemont, el dirigente de ERC exige la ley de amnistía «cuanto antes, mejor», al tiempo que no renuncia al referéndum ni al relator. El líder de ERC dice que la amnistía debe alcanzar a condenados o encausados por hechos no tipificados en el Código Penal, como las consultas de 2014 y 2017, al tiempo que recalca que no debe debe beneficiar a los policías que «golpearon» a ciudadanos porque eso, «sin duda, sí es un delito».
Si Sánchez no acepta las propuestas de uno y de otro, no podrá optar a la investidura y se tendrán que convocar elecciones generales el 14 de enero. El problema es que Sánchez necesita tanto los 7 votos de Junts como los 7 votos de ERC. La pelota cae ahora en el tejado de Pedro Sánchez. Negociar por separado con ellos, sería atender a demasiadas revindicaciones y negociar con dos protagonismos.
ERC y Junts coinciden en las reivindicaciones, pero no en la forma de conseguirlas. La fallida investidura de Feijóo ha dado más alas a Puigdemont, que viéndose ya libre de la extradición y de sus cuestiones pendientes con la Justicia española, se ve libre en Cataluña trabajando por la independencia. Por este motivo, ya no oculta su deseo irrenunciable de que se produzca un referéndum.
Aragonés puede agotar su legislatura en la Generalitat, pero sabe que va a estar solo, buscando acuerdos puntuales. El líder del PSC, Salvador Illa, se encuentra al acecho a sabiendas de la fuerza que le han dado las urnas el pasado 23J. Si Aragonés adelantara las elecciones sería la solución, pero eso no va a ocurrir