El PSOE ha entrado en una fase de catársis. El equipo del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no quiere saber nada de los orígenes más moderados del partido, especialmente de la etapa que marcó el expresidente Felipe González. La Inteligencia estadounidense ha desclasificado una serie de antiguos archivos, algunos de los cuales hablan de España, que ha llevado al PSOE de Sánchez a renunciar a su pasado y a evitar cerrar filas en torno a uno de sus líderes más carismáticos.
Resulta que la CIA sugiere que González era el famoso «señor X» de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), unas agrupaciones parapoliciales que practicaron terrorismo de Estado contra ETA. Y ante tal pregunta, ni siquiera la vicepresidenta Carmen Calvo se ha dignado a defender en el Congreso a Felipe González, alguien que ya había sido muy crítico con la línea del Gobierno y que ahora parece directamente miembro de la oposición.
“Felipe González acordó la creación de un grupo de mercenarios, controlado por el Ejército, para combatir fuera de la ley a terroristas” y “los mercenarios no necesariamente serían españoles y su misión sería asesinar líderes de ETA en España y Francia”, asegura el documento desclasificado de la CIA. Y claro, desde EH Bildu no han dejado pasar la oportunidad y le han preguntado a Calvo que qué opina de este asunto. Y como no puede ser de otra manera, la vicepresidenta primera del Gobierno no ha hecho ninguna defensa de su expresidente, quien lleva meses criticando abiertamente la gestión de Sánchez , especialmente por haber cedido ante el programa de Unidas Podemos.
El silencio ha sido la clave que deja claro el giro del Gobierno y su renuncia a la herencia «felipista», así como a su pasado más reciente. La diputada de EH Bildu Bel Pozueta ha comentado en el pleno del Congreso varios asuntos, uno de ellos ha sido la posible retirada de medallas y honores a altos cargos y policías franquistas (amparado en el caso del torturador franquista «Billy el Niño»), pero la clave ha sido dejar caer que González era el «señor X» que controlaba los GAL. Ante tal acusación inspirada en el documento desclasificado de la Agencia Central de Inteligencia, la vicepresidenta Calvo no ha querido añadir ningún comentario. Y algunos han interpretado que quien calla, otorga.
Mucha referencia a los torturadores, pero ni una sola mención a que González pudiera estar detrás de los GAL. Y esto, aunque parezca un tema menor, ahonda aún más en el divorcio entre el sanchismo y el felipismo.
El expresidente Felipe González no ha dejado en ningún momento de criticar al Gobierno. Entiende que la deriva bolivariana impulsada por Podemos ha atrapado al PSOE y ha alejado al Ejecutivo del socialismo europeo acercándolo al chavismo. Que el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, y Felipe González no tienen una buena relación, es conocido. Pero el hecho de que Sánchez rompa los lazos con González de una forma tan marcada, ha llamado la atención al ala moderada de su partido.
LAS CRÍTICAS DEL EXPRESIDENTE
A pesar de dedicarse al sector privado, González parece seguir muy interesado en marcar el rumbo de la política socialista en el país. No deja de opinar, pase lo que pase. Según el expresidente del Gobierno, es necesario que Pedro Sánchez llegue a una «sucesión de pactos” para poder salir de la crisis causada por la pandemia del coronavirus. “Nadie puede escatimar esfuerzos para llegar a pactos”, ha comentado.
También ha acusado a Podemos de querer romper el modelo constitucional y ha avisado a Sánchez de que no debe consentirlo. «Algunos de los socios por decir algo o no socios del Gobierno creen que es el momento para cambiar el modelo constitucional o romper las reglas del juego», aseguró.