viernes, 22 noviembre 2024

Sánchez cree que Felipe VI «ha perdido una oportunidad» de reconciliarse con la izquierda

Alexis Tocqueville reparó en que las costumbres eran el fundamento de la democracia de Estados Unidos, principalmente por su facilidad en convertirse en leyes, y a la que costumbre se ha aferrado Felipe VI para posibilitar la imposible investidura de Alberto Núñez Feijóo.

El líder del PP está en la batalla del relato, ya quiere evitar ruido interno en su partido subrayando que ganó el pasado 23J, y para ello necesitaba acudir a una investidura a pesar de los decepcionantes resultados que cosechó.

Núñez Feijóo, por lo pronto, ya ha dejado de demonizar a Junts per Catalunya, a los que ahora intenta cortejar, y mientras tanto alienta los suyos, tal y como ocurrió en la investidura de 2020, alientan el tamayazo con la intención de que los diputados con menos ética posibiliten lo que les hurtaron las urnas.

LA «OPORTUNIDAD PERDIDA» DE FELIPE VI

El politólogo Pablo Simón cree que la monarquía en España tiene problemas de afectos en el plano territorial (en Cataluña, Euskadi o Navarra hay una abundante antipatía hacia la institución), de edad (los jóvenes difícilmente aceptan el antidemocrático sistema de elección del jefe del Estado, a lo que ayuda la corrupción de Zarzuela en los últimos años) e ideológico.

En este último parámetro existen dos claves de la falta de simpatías hacia Felipe VI, que en sus inicios recibió cariño desde las élites progresistas por el clasismo que sufrió su mujer, doña Letizia, ya que su abuelo «era taxista» según repetía Jaime Peñafiel.

Sin embargo, Felipe VI se convirtió en héroe para partidos como Vox o locutores antimonárquicos como Federico Jiménez Losantos por su incendiaria declaración del 3 de octubre de 2017 contra los líderes del procés.

El jefe del Estado no tuvo ni una palabra de aliento hacia los agredidos por los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y echó gasolina al fuego. A inicios de 2020 Zarzuela alentó la corriente antidemocrática de las élites madrileñas contra la posibilidad de que Pedro Sánchez incluyese en el Gobierno a Podemos.

El presidente del Ejecutivo se vengaría ese mismo verano contra el establishment y el monarca al empujar a través de Carmen Calvo que Juan Carlos de Borbón, lastrado por la corrupción, no podía permanecer ni un segundo más en el país.

Ahora La Moncloa cree que «Felipe VI ha perdido una oportunidad» de reconciliarse con el progresismo. Para ello el jefe del Estado debiera haber cumplido su obligación y haber permitido que fuese Sánchez el primero en acudir a la investidura, ya que el candidato socialista es el único con capacidad para conseguirla.

ARGUMENTOS

Zarzuela para justificar el premio a Núñez Feijóo asegura que excepto en la investidura iniciada en enero de 2016 siempre ha podido acudir a la investidura el candidato más votado: «Conviene señalar que, salvo en la Legislatura XI, en todas las elecciones generales celebradas desde la entrada en vigor de la Constitución, el candidato del grupo político que ha obtenido el mayor número de escaños ha sido el primero en ser propuesto por Su Majestad el Rey como candidato a la Presidencia del Gobierno».

«Esta práctica se ha ido convirtiendo con el paso de los años en una costumbre«, aseguró. Y de paso envió un recado a Sánchez al asegurar que este no tiene atada su investidura: «En el procedimiento de consultas llevado a cabo por su majestad el rey no se ha constatado, a día de hoy, la existencia de una mayoría suficiente para la investidura que, en su caso, hiciera decaer esta costumbre».

Sobre Núñez Feijóo afirma que «de conformidad con lo previsto en el apartado 4 del artículo 99, de no obtener la confianza de la Cámara, su majestad el rey tramitará sucesivas propuestas en la forma prevista en dicho artículo para que el Congreso de los Diputados pueda decidir si otorga o no otorga la confianza al candidato propuesto».

El texto recuerda que «en ausencia del otorgamiento de esa confianza, su majestad el rey procedería, en los términos previstos en el apartado 5 del artículo 99 de la Constitución, a la disolución de las Cámaras y a la convocatoria de nuevas elecciones generales con el refrendo de la Presidenta del Congreso de los Diputados».