El pacto conformado por PSN-PSOE, Geroa Bai y Contigo Navarra-Zurekin Nafarroa (Podemos, IU, Batzarre e Independientes) ha vuelto a hacer presidenta de Navarra a María Chivite, que ha colocado en su Gabinete a su tío Óscar Chivite (nuevo consejero de Ordenación del Territorio).
La presidenta regional también ha colocado como vicepresidente primero a su principal asesor, el histórico exdirigente de Izquierda Unida Félix Taberna, que en su día apoyó a Gaspar Llamazares en Madrid.
UXUE ROMPE EL MITO
La negociación para conformar el tripartito ha sido especialmente dificultosa por la falta de sintonía entre los socialistas y Geroa Bai. Esta formación nacionalista finalmente ha logrado todas sus pretensiones (la presidencia del Parlamento, cuatro consejerías y el cargo de senador por designación autonómica).
Su líder, la expresidenta navarra Uxue Barkos, ha decidido dejar el Parlamento de Navarra y marcharse al Senado. Eso sí, antes de hacerlo ha desmentido que las negociaciones para hacer presidenta a Chivite se hayan llevado desde Madrid, en clara referencia al socialista Santos Cerdán.
Barkos dice sobre la Cámara Alta que «será una legislatura diferente a la anterior, pero donde llevar la voz de Navarra y de la Navarra que representa un acuerdo parlamentario como el que espero que se tome, y me gustará contar con los votos no solo de quienes hemos conformado el Gobierno, sino de quienes conformamos la mayoría progresista y plural».
La expresidenta niega que vaya a abandonar el liderazgo de Geroa Bai: «No es lo que se pretende con esta decisión, de ninguna de las maneras. Eso será en cualquier caso, y en su día llegará, un proceso interno. Ese día llegará, lógicamente. De todos modos, en el Parlamento de Navarra tenemos voces muy solventes, y no hay más que ver nuestra lista de parlamentarios y parlamentarias, que han hecho un trabajo magnífico, muy solvente».
EL EUSKERA ENFRENTA AL PSN-PSOE Y A GEROA BAI
Barkos ha asegurado en Diario de Noticias que «el PSN es rehén de las propias políticas gestuales y discursivas en su seno, y de la actitud que ya tomó muy combativa en 2015, de que la promoción de una de tus lenguas propias, sin ninguna imposición, es un elemento de distorsión en la relación de la ciudadanía, y alentando en la segmentación de la oficialidad en el territorio el miedo de que el castellanoparlante será discriminado en un hipotético mundo que nadie pretende, olvidando que a quien estás discriminando es al vascoparlante, de la zona, por ejemplo, no vascófona».
«Esa mirada no está siendo al global de la ciudadanía. Las discrepancias que mantenemos y mantendremos tienen un cariz muy distinto si ostentamos las políticas públicas y tienen el reconocimiento en un departamento ad hoc de Relaciones Ciudadanas, que si pasasen a ser la cenicienta del departamento de Educación, lo que teníamos antes de que llegase Geroa Bai al Gobierno», añade la futura senadora.
Barkos asegura que «la promoción del euskera tiene una dimensión transversal. Estando muy lejos del camino en el que razonablemente queremos estar, y sin renunciar nunca a la oficialidad, es mucho más importante seguir trabajando, porque se nos olvida cómo eran las políticas públicas de los gobiernos de UPN, algunos compartidos por el PSN. Eso puede volver si no seguimos siendo enormemente resistentes en esta materia».