El culto a los Siete Dioses de la Fortuna forma parte de un sistema religioso japonés derivado de una combinación de creencias indígenas y budistas. Por el nombre de los dioses de la fortuna se conoce a Ebisu, Hotei Sama, Benzaiten, Bishamonten, Daikokuten, Jurōjin y Fukurokuju.
Se dice que, si rindes homenaje a los Siete Dioses de la Fortuna serás bendecido y te salvarán de cualquier desgracia. El origen de la fe en este grupo data de finales del período Muromachi, en el siglo XVI en Japón.
Es una práctica que se popularizó en el período Edo y que continúa en la actualidad. La única figura femenina entre los siete dioses es Benzaiten, una diosa del budismo japonés que surge a partir de la diosa hindú Saraswati en la India. Simboliza la música, las artes y el conocimiento y a menudo se la representa sosteniendo un laúd japonés.
