España va como una moto, según ha asegurado en diversas ocasiones el Gobierno, incluyendo a Pedro Sánchez, presidente en funciones. La realidad es que la economía española derrapa y se prepara para echar el freno en el segundo trimestre del año tras registrar un nuevo aumento de la inflación y las tasas de interés más elevadas desde 2008.
La economía española se resiente del sobrecalentamiento de la deuda y la estrategia empresarial de aumentar precios para mantener los márgenes por una inferior demanda, especialmente del exterior. Los pedidos a fábrica caen con fuerza, mientras la inversión y el consumo tiran a duras penas con unos precios que continúan al galope.
Para la ministra de Economía, Nadia Calviño, el PIB continuará dando sorpresas positivas en el crecimiento, aunque éste sea artificial y apoyado precisamente por el alza de los precios. No obstante, la situación dista mucho de ser normal. Y es que, el ritmo de subida de los precios triplica al del crecimiento esperado. Eso sí, la economía modera sus perspectivas, con descensos de décimas en el PIB.
CALVIÑO Y SUS CÁLCULOS CON LA INFLACIÓN
Las trampas de la inflación muestran lecturas preocupantes. Los precios de los alimentos se han disparado ya más de un 13% de media, mientras el consumo de los hogares apenas evoluciona favorablemente con un exiguo crecimiento del 1,6%, según los últimos datos del INE, a cierre de junio. Es decir, las familias no llenan los carros de la compra como el pasado año, sino que pagan los precios más elevados por un menor volumen. El mismo escenario que ocurre en las empresas.
Al mismo tiempo y al calor de las subidas de los tipos de interés, la inversión prosigue al alza, con un incremento del 4,6%, la mayor subida desde finales de 2020. De nuevo, la compraventa de vivienda fue el detonante, pero este factor está cayendo con una fuerza inusitada desde entonces, debido también al mayor esfuerzo económico para endeudarse.
Tanto las exportaciones como las importaciones caen con fuerza
Tanto las exportaciones como las importaciones caen con fuerza y se sitúan con contracciones importantes frente al aumento registrado en el primer trimestre. De esta forma, la propia economía hunde el argumento de Calviño, que prosigue con el relato del «sólido crecimiento», a pesar de la fuerte marejada que se avecina a partir de este próximo mes. Sólo hay que ver cómo ha evolucionado la economía europea, y no, España no es un milagro económico ni tampoco las medidas del Gobierno van a convertirla en un oasis o en un escudo defensivo contra la recesión.
LAS TRAMPAS AL SOLITARIO DE CALVIÑO
De nuevo, el Ejecutivo se hace trampas al solitario al engordar el gasto público en un momento en el que el consumo interno ha ralentizado su ritmo. Este gasto se incrementará a tenor de los planes con los fondos europeos y la contratación pública, con la oferta más elevada para sustituir a funcionarios. Los niveles de gasto público van de la mano también del aumento de la deuda, en niveles récord y por encima del 113% del PIB.
No obstante, las palabras de Calviño no calan en el seno del BCE. La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y para la Transformación Digital afirmó que la economía española no necesitaba más subidas de tipos de interés, a pesar de que la inflación subyacente se encuentra por encima del 6%, el triple del objetivo fijado. La titular de Economía se centra únicamente en los datos macro para argumentar y sostener el relato, unas cifras apoyadas precisamente por la inflación galopante.
LA RECESIÓN ACECHA A ESPAÑA PESE AL GOBIERNO
Según advirtió, la situación actual de España es «mucho mejor» y consideró que la inflación iba a bajar. No obstante, los precios lejos de caer, se disparan, como ocurre con hoteles o alimentos como el aceite de oliva.
Calviño puede decir ahora que el PIB ha recuperado toda la caída de la recesión provocada por la pandemia, pero está muy lejos de las potencias europeas, cuyos crecimientos se sitúan muy por encima. España ha sido el último país en salir del bache, y las turbulencias que acechan al Viejo Continente pondrán a prueba esta recuperación.
Cabe recordar que BBVA pronosticó una recesión para finales de este año en España, y todo apunta que así será tras registrarse la contracción económica en Alemania y una fuerte marejada en el mercado de la vivienda en los países nórdicos.