La enfermera de Vigo acusada de intoxicar con medicamentos a su hija niega los hechos aunque admite su acceso a fármacos

Una enfermera de Vigo se enfrenta a 8 años de prisión por un delito contra la salud pública tras haber supuestamente intoxicado a su hija menor de edad administrándole fármacos peligrosos, aunque la acusada, que ha comparecido en juicio este martes, en la sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, ha negado los hechos.

Según el escrito de acusación de la Fiscalía, la encausada, María del Carmen C.C., administró a su hija de forma continuada tramadol (un analgésico opioide), flecainida (un antiarrítmico que puede tener efecto cardiotóxico) y prometazina (un antihistamínico) al menos entre finales de enero de 2018 y finales de diciembre de 2020, cuando la pequeña tenía entre un año y medio y cuatro años y medio de edad.

Durante su comparecencia ante la Audiencia, María del Carmen ha reconocido que tenía acceso a ese tipo de fármacos debido a su trabajo como enfermera, pero ha asegurado que ella no se los administró a su hija, y que es conocedora de que ese tipo de medicamentos están contraindicados para niños por sus efectos secundarios.

La acusada vivía con su hija, de la que tenía la custodia, después de haber cesado la relación sentimental con el padre de la pequeña, que tenía un régimen de visitas acordado judicialmente. Según el testimonio de María del Carmen, comenzó a notar que la niña volvía adormilada y que apenas la sostenían las piernas cada vez que pernoctaba en casa de su padre.

Así, ha explicado que consultó los hechos con su pediatra, que aludió a un posible problema de sueño por la adaptación al régimen de visitas. Con todo, en una de las ocasiones en la que menor presentaba ese cuadro la abuela la llevó a Urgencias (dado que la madre estaba trabajando). Una vez en el hospital, se ordenaron las pruebas diagnósticas que desvelaron la intoxicación farmacológica.

Entre enero de 2019 y abril de 2020, la menor dejó de tener contacto con su progenitor, dado que él estuvo en prisión y, según la madre, en ese período, la niña dejó de tener esa sintomatología.

Por su parte, el padre de la menor ha prestado declaración como testigo y ha explicado que, cuando las visitas de su hija empezaron a incluir pernoctas, empezó a notar que la menor estaba muy somnolienta. Incluso en las visitas breves semanales, en las que la llevaba al parque, ha señalado, «la recogía dormida, la despertaba y luego se volvía a dormir en los columpios«.

Según ha explicado, atribuyó estos hechos a la falta de sueño, incluso premeditada por parte de su expareja, de la que ha asegurado que llegó a advertirle de que, si no pasaba por el régimen de visitas que le proponía, haría «lo posible» para que ni él ni su familia pudieran ver a la pequeña.

A raíz de descubrirse la intoxicación de la menor, y al iniciarse la investigación, la custodia de la niña fue otorgada al padre. Desde que empezó a convivir con su progenitor y la pareja de éste, y tras llevarla al médico para seguir un tratamiento por las secuelas de esa intoxicación, «está muchísimo mejor», ha explicado el padre.

Este testigo ha finalizado su comparecencia ante la Audiencia proclamando: «Lo único que pido es que la niña esté bien, que tenga buena salud, que esté bien cuidada. Es lo único que pido«.

El juicio por estos hechos se retomará este miércoles, cuando está prevista la declaración de peritos forenses y peritos de Toxicología.

Por otra parte, la sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra ha acogido también este martes otro juicio contra la misma acusada, en ese caso por el delito de revelación de secretos, por haberse valido de su condición de funcionaria del Sergas para acceder en 320 ocasiones al historial médico de su expareja y de la actual pareja de él.

En esta vista, María del Carmen ha reconocido esos hechos y se ha mostrado «arrepentida» por lo sucedido, y su defensa ha aportado un informe psicológico que determina que, en el momento de los hechos (entre enero de 2016 y octubre de 2019) tenía «preservadas» sus capacidades cognitivas pero sus capacidades volitivas estaban «notablemente alteradas» por un trastorno adaptativo con ansiedad y depresión, al que se añadía una personalidad «obsesiva y paranoide«.

Durante el juicio, los dos perjudicados han asegurado que la acusada accedió a sus historiales sin su conocimiento ni consentimiento, y utilizó sus datos e información médica para intentar perjudicarles en otras causas (como las denuncias intercambiadas por la intoxicación de la hija).

Por estos hechos, la Fiscalía acusa a María del Carmen C.C. por dos delitos continuados de revelación de secretos, con la atenuante de reparación del daño (la enfermera ya depositó los 12.000 euros de indemnización por daños morales), a penas que suman 3 años y 7 meses de cárcel, así como multa de 1.685 euros, e inhabilitación por 4 años y medio.

Mientras, la acusación particular sostiene que se produjeron 3 delitos continuados de revelación de secretos, porque la procesada también accedió al historial de su hija sin conocimiento del progenitor, y reclama que se le aplique la agravante de parentesco.

Por ello, pide penas que suman 12 años de prisión, así como multa y prohibición de acercase o comunicarse con los perjudicados durante 5 años.

Finalmente, la defensa de la enfermera ha solicitado que se la condene por un único delito de revelación de secretos y que se le apliquen las atenuantes de reparación del daño y confesión, así como la eximente incompleta de «anomalía psíquica» por el «problema mental» que padecía.

El letrado defensor ha reclamado la rebaja en dos grados de la pena planteada por la Fiscalía, que se quedaría en aproximadamente la mitad.