Miles de pamploneses ataviados de blanco y rojo han salido a las calles de Pamplona en la mañana de este viernes, día grande de las fiestas de San Fermín, para arropar al santo en su recorrido por el Casco Antiguo de la ciudad.
La figura de San Fermín ha estado arropada por la Comparsa de Gigantes y cabezudos, las cruces parroquiales de San Francisco Javier, San Miguel, San Agustín, San Lorenzo, San Nicolás, San Cernin y San Juan, la Cruz Arzobispal, los gremios y cofradías (Hermandad de la pasión, Congregación mariana, Hermandad de labradores y carpinteros), dantzaris municipales, txistularis, clarinero y timbales, el cabildo Catedralicio Arzobispo de Pamplona, la bandera de la ciudad, maceros, libreas, la Corporación municipal, Policía Municipal, escolta de gala y La Pamplonesa, en ese orden.
A las 10 horas, la Corporación municipal, vestida de gala y encabezada por la alcaldesa de Pamplona, Cristina Ibarrola, ha recogido al Cabildo de la Catedral, para a continuación desfilar hacia la iglesia de San Lorenzo. Desde allí, hacia las 10.50 horas, el santo ha salido en procesión por las calles de la parte vieja de la ciudad entre los aplausos de los pamploneses.
La comitiva ha avanzado hacia el Rincón de la Aduana por la calle Taconera, para llegar a la plaza del Consejo, donde ha tenido lugar el primer ‘momentico’: la jota ‘Al Glorioso San Fermín’ interpretada por la Coral Santiago. Ha recorrido las calles Zapatería, Calceteros, Mercaderes, plaza Consistorial y San Saturnino. En el Pocico de San Cernin ha tenido lugar el segundo ‘momentico’, y hacia las 12.20 horas la comitiva ha regresado a la parroquia de San Lorenzo. Allí se ha celebrado la misa en honor a San Fermín, oficiada por el arzobispo de Pamplona, Francisco Pérez, y el Cabildo Catedralicio, y en la que han participado también la Capilla de Música de la Catedral y el Orfeón Pamplonés, entre otros.
Durante la homilía, el arzobispo Francisco Pérez ha destacado que la vida y legado de San Fermín «nos ofrecen valiosas lecciones de fe, valentía y entrega a Dios que merecen nuestra atención y reflexión». Según ha señalado, el «testimonio de fe» del patrón, obispo y mártir «es un ejemplo inspirador para todos nosotros y su martirio nos recuerda la importancia de vivir nuestra fe con coraje y convicción, incluso en tiempos difíciles». «Existe la falsa idea que la vida está a expensas de nosotros y de pensar que somos los dueños y señores de nosotros mismos. ¡Una gran equivocación! Nadie con su sano juicio puede situarse en la vida como autónomo y menos como propiedad personal. San Fermín rompe con estos falsos principios y esquemas egoístas y nos enseña a mirar la vida con la misma mirada de Dios«, ha apuntado.
A su juicio, «la historia de San Fermín nos muestra su dedicación a la predicación del Evangelio y su amor incondicional a Dios y a su pueblo», ya que «a pesar de las persecuciones y amenazas a su vida, no vaciló en anunciar el mensaje de la salvación y en guiar a los fieles por el camino de la verdad, de la justicia, del amor y de la misericordia». Tras destacar la importancia de la verdad, «que va muy unida a la justicia», y el amor, también relacionado con la misericordia, Pérez ha añadido que «San Fermín nos muestra que la verdadera grandeza radica en la entrega desinteresada a los demás y en la fidelidad a nuestros principios y creencias». «Su testimonio nos anima a ser valientes en nuestra fe, a buscar la verdad, la justicia y la paz, y a ser instrumentos de amor y misericordia en una sociedad carente de auténtica identidad cristiana», ha señalado.
Ha añadido el arzobispo que «la celebración de esta fiesta tiene su sentido cuando no olvidamos la esencia espiritual que subyace en ella misma«. «Es una oportunidad para honrar a San Fermín y recordar su vida santa, pero también para reflexionar sobre nuestra relación con Dios y cómo podemos vivir nuestra fe de manera auténtica y comprometida en medio de la sociedad en la que estamos insertos», ha remarcado.