Un nuevo estudio, cuyos resultados se publican en ‘Frontiers in Ecology and Environment’, estima que alrededor de 194 millones de aves y 29 millones de mamíferos mueren cada año en las carreteras europeas.
El equipo de investigación internacional que ha elaborado este trabajo utilizó 90 encuestas sobre atropellos de animales de 24 países europeos para crear un nuevo método de estimación de las especies de aves y mamíferos que mueren con mayor frecuencia en las carreteras, y de cuáles son las más vulnerables.
El estudio encontró que las especies que morían con mayor frecuencia no eran necesariamente las más vulnerables a desaparecer por completo, lo que significa, según los autores, que la acción para preservar la vida silvestre cuando se construyen nuevos caminos corre el riesgo de ser dirigida a especies equivocadas según los métodos actuales.
Las densidades de carreteras en Europa se encuentran entre las más altas del mundo, con un 50% del continente dentro de 1,5 kilómetros de una carretera pavimentada o ferrocarril; por lo tanto, los caminos son una amenaza significativa para la vida silvestre, y la evidencia muestra que las muertes en ellos podrían incluso hacer que algunas especies desaparezcan por completo», advierte la Dra. Manuela González-Suárez, ecóloga de la Universidad de Reading y coautora del estudio.
A pesar de esto, la investigadora explica que la vulnerabilidad a largo plazo de las especies no se tiene en cuenta actualmente al evaluar el impacto de las nuevas carreteras en la vida silvestre, lo que apunta que se corre el riesgo de canalizar el apoyo a las especies equivocadas, sin hacer nada para ayudar a las más expuestas. «Comprender mejor cuáles son las especies más vulnerable a las carreteras es, por lo tanto, importante si queremos tomar medidas de conservación más efectivas», dice.
El equipo de investigación, dirigido por el Centro de Estudios Ambientales y Marinos (CESAM) en Lisboa, calculó las tasas de atropellos en 423 especies de aves y 212 especies de mamíferos.
Así, descubrieron que los animales pequeños con altas densidades de población y que alcanzan la madurez a una edad temprana tenían más probabilidades de morir en las carreteras. También se demostró que los mamíferos y aves nocturnos con una dieta predominantemente de plantas y semillas tenían tasas de mortalidad más altas.
En concreto, los animales con las tasas de atropello más altas predichas fueron el mirlo común (11,94 por kilómetro al año) y el murciélago ‘Pipistrellus pygmaeus’ (1,76 por kilómetro al año). Las carreteras de Europa Central, como Alemania, Austria y República Checa, fueron las más mortales.
El estudio también utilizó las encuestas de atropellos a animales para clasificar las especies de aves y mamíferos cuya supervivencia a largo plazo estaba más amenazada.
Así, se descubrió que el grévol común y la ardilla de tierra roja son los más expuestos a la extinción local. Ambos son comunes en Europa pero están clasificados como especies de menor preocupación en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Los animales más vulnerables clasificados como amenazados por la UICN fueron la focha moruna y el topo de los Balcanes y el roedor ‘Spalax zemni’.
Asimismo, el estudio revela que los puntos críticos de atropellos no se correlacionan con las áreas con las poblaciones más altas de especies vulnerables. Por ejemplo, los gorriones tenían una proyección de alta tasa de matanza (2,7 por km/año) pero se clasificaron en el lugar 420 de 423 especies de aves por vulnerabilidad. Por el contrario, el grévol común tenía una tasa de muerte en carretera pronosticada baja (0,2 por km/año), pero era el más vulnerable de todas las aves estudiadas.
Otro dato que aporta el estudio es que las áreas con las mayores concentraciones de especies de aves vulnerables fueron la Península Ibérica, la Península Balcánica y los países de Europa del Este. Los mamíferos vulnerables se concentraron en el norte de España, Italia, Austria y la península de los Balcanes.
«Desde una perspectiva de conservación, debemos ir más allá de la cuantificación de los atropellos de animales mediante la aplicación de modelos de población para identificar qué especies pueden ser vulnerables a la pérdida adicional de individuos, lo que proporcionará información más precisa para los segmentos de carreteras que requieren mitigación», concluye por su parte Clara Grilo, investigadora del CESAM y autora principal del estudio.