A prisión el yihadista detenido por financiar a DAESH

La Audiencia Nacional ha ordenado este jueves el ingreso en prisión provisional de un presunto yihadista detenido en Madrid por la Policía Nacional al ser acusado de ser «un eslabón de la Oficina de Remesadores» dentro del aparato de financiación de DAESH (Estado Islámico) que actúa desde Europa. En concreto, está relacionado con otros dos detenidos este año por formar parte de un «entramado transnacional con vínculos en Europa, Oriente Medio y el Norte de África».

Según ha informado la Policía Nacional, el arrestado estaba encargado de enviar y recibir dinero en multitud de países europeos y árabes mediante el sistema hawala, que utiliza intermediarios para evitar el circuito financiero. Las aportaciones de fondos tenían como finalidad «reforzar la capacidad operativa de DAESH, facilitando la reorganización de sus debilitadas estructuras en Siria y el retorno de ‘foreign terrorist fighters’ (combatientes extranjeros) al espacio europeo».

La detención de la Comisaría General de Información se practicó el pasado martes, día 9 de junio, en una operación en colaboración con EUROPOL y las Brigadas de Información de Madrid y Ceuta, además de la Fiscalía de la Audiencia Nacional. Este jueves ha ordenado el ingreso en prisión provisional el titular del Juzgado Central de instrucción número 1.

La Policía ha vinculado el arresto con las otras dos operaciones con sendos detenidos que ha llevado a cabo la Comisaría General de Información durante este último año, en concreto desde finales de mayo, con el estado de alarma decretado por la pandemia de coronavirus, contra miembros del citado aparato financiero de DAESH, contando con la participación de la agencia EUROPOL.

El análisis de la documentación en esas dos operaciones evidenció la existencia de «vínculos, conexiones y contactos comunes» entre los dos detenidos anteriormente y el de esta semana. «Todos ellos habrían estado operando en la misma Oficina de Remesadores, a través de la cual se realizaban los envíos de dinero a zona de conflicto», ha apuntado la Policía.

ENTRAMADO TRANSNACIONAL PARA RETORNADOS

Según la investigación, la estructura financiera utilizada formaba parte de un «entramado transnacional con vínculos en Europa, Oriente Medio y el Norte de África». La estructura estaba establecida principalmente en Siria, formada por responsables económicos y combatientes, «que trabajaban en estrecha colaboración para dar soporte económico a diferentes terroristas extranjeros y a miembros operativos de DAESH en disposición de retornar a Europa».

Los agentes especializados en la lucha antiterrorista también han evidenciado que los terroristas extranjeros contactaban a través de redes sociales con «individuos filoyihadistas de diversas nacionalidades reclamando financiación mediante el envío de fondos para DAESH y sus miembros».

Una vez establecido dicho contacto, organizaban la comunicación del responsable financiero de DAESH en suelo sirio con el posible financiador. «Se ha podido determinar que estos responsables económicos manejaban una red de contactos de confianza en Occidente, encargada de remesar y facilitar los movimientos de capital que los simpatizantes aportaban, con la finalidad de costear acciones de reorganización de las estructuras terroristas», ha señalado la Policía.

El arrestado, al igual que los dos detenidos anteriores, procuraba mantener un perfil bajo en su «día a día», tomando numerosas medidas de seguridad en sus actividades y movimientos al objeto de evitar ser detectado por la Policía. Por este motivo, los envíos de dinero se efectuaban a través de distintos canales de transacciones monetarias, pero principalmente por medio del tradicional sistema hawala.

Se conoce como hawala el sistema informal de transferencia de fondos que permite enviar dinero a cualquier parte del mundo al margen del sistema financiero ordinario y la supervisión administrativa. Para ello, se emplea una red de mediadores que cobran una comisión por servirse de sus negocios para transferir los fondos al país deseado. Un intermediario en el país de destino lo recibe y lo entrega al destinatario final, que se identifica con un código que reconoce a los intervinientes en la transacción.