El pintor Francisco de Goya es considerado el padre del arte moderno y poseedor de un estilo personal y único. Los últimos años de su vida los pasó en el exilio, concretamente, en la ciudad francesa de Burdeos. Allí falleció a la edad de 82 años pero, ni tras la muerte logró descansar, decapitado y lejos de su país, el cuerpo de Goya tardó mucho tiempo en regresar a España. Nadie desde España, reclamó su cuerpo. Pasaron décadas hasta que el cónsul español en Burdeos encontró por casualidad la tumba del artista y tras años de trámites, consiguió el permiso para exhumar el cadáver y trasladarlo a su país.
Pero al abrir la lápida descubrieron que faltaba su cabeza. La hipótesis más aceptada es que alguien robara el cráneo para hacer estudios científicos. La frenología, una pseudociencia que pretende adivinar rasgos de la personalidad a partir de la forma del cráneo, estaba en auge justo en las fechas en las que murió el artista
