Formaciones ultras como Vox y partidos salpicados por la corrupción como el Democracia Ourensana, el Partido Regionalista de Cantabria, Coalición Canaria o el Partido Aragonés serán los nuevos compañeros de cama a nivel municipal y autonómico del Partido Popular.
El partido liderado por Alberto Núñez Feijóo ha cerrado 140 pactos de gobierno a nivel municipal con los de Santiago Abascal mientras la teoría favorita de Génova 13 sobre Pedro Sánchez y la izquierda abertzale se tambalea, ya que el PSOE desechaba firmar acuerdos con EH Bildu en Euskadi y Navarra para alegría del PNV y UPN.
CORRUPCIÓN A LA VISTA
El interés de Miguel Ángel Revilla de que no se abran investigaciones sobre los escándalos de la consejería de Obras Públicas del Gobierno de Cantabria o el acuerdo con Gonzalo Pérez Jácome, que en unos audios desvelados por La Región presumía de saber lavar dinero negro procedente de mordidas, pueden comprometer el horizonte del PP.
El equipo de Núñez Feijóo es consciente de que Pedro Sánchez no baja los brazos y se encamina a realizar un tour mediático con paradas en El País, Onda Cero, Antena 3, La Sexta, la Cadena SER, TVE o La Vanguardia.
El presidente del Gobierno estrenó precampaña en El País afirmando que «el PP y Vox no tienen un proyecto político más allá de derogar el sanchismo. Si hace un año hubiera dicho que la economía española iba a crecer al 2,1% en 2023, después de una pandemia y en plena guerra, que íbamos a doblar el crecimiento de la zona euro, que íbamos a crear más empleo que Italia, Francia o Alemania, me hubieran dicho que pecaba de optimista. Pero está sucediendo. Y no es por casualidad».
«Derogar lo que funciona es gripar la economía española. Creo que estos cinco años son una historia de éxito colectivo como nación. Hemos superado una pandemia, hemos dado un ejemplo al mundo en vacunación y estamos sorteando una de las mayores crisis inflacionarias en décadas», asegura.
Sánchez sostiene que no intenta asustar con la extrema derecha, pero afirma que «hay algo mucho más peligroso que Vox, y es un PP que asume los postulados y las políticas de Vox. Y esto es lo que estamos viendo: el negacionismo de los consensos políticos, sociales y científicos. El que el Gobierno de la Comunidad Valenciana no plantee ni una sola frase sobre el cambio climático es un negacionismo peligroso para la inversión extranjera. Negar la violencia de género no puede ser más que retroceder. Esto es lo que nos estamos jugando el próximo 23-J».
El candidato socialista no rebaja su habitual optimismo y afirma que «el PSOE sale a ganar las elecciones. Todos los candidatos aspiramos a gobernar en solitario. Pero asumiendo una realidad fragmentada, entiendo que después del 23 de julio conformaremos un Gobierno de coalición progresista con Yolanda Díaz y con Sumar. Que, por cierto, puede ser un Gobierno de coalición más fácil y más funcional, porque hemos trabajado de manera leal y eficaz en todas las leyes que han tenido que ver con Yolanda Díaz y con lo que representa hoy Sumar».
BUSCANDO LA CENTRALIDAD
Núñez Feijóo, por su parte, intenta ocupar el espacio de la centralidad pese a que justifica sus pactos con los de Abascal: «Allí donde se nos pide hacer el cambio con una mayoría absoluta e incluso absolutísima, hay que obrar en consecuencia, siempre con humildad; y allí donde se nos pide hacer el cambio con otro tipo de mayorías, o incluso se nos pide estar en la oposición, también hay que estar a la altura».
El líder de la oposición sostiene que «España está harta de que la polaricen, de que la atrincheren: los de arriba contra los de abajo; mujeres contra hombres; unos territorios contra otros; los supuestos progres contra los supuestos fachas; hasta han llegado a decir que los gays no votan al PP, como si la orientación sexual pudiese dividirnos».
GUERRA POR EL BRONCE
Las encuestas sitúan como favorito al tercer puesto a Vox, que afirma que en los gobiernos municipales en los que esté presente intentará eliminar las políticas de Igualdad y promoverá el liberalismo mediante la rebaja de impuestos (y de inversión social).
Sumar, por su parte, intenta olvidar las heridas internas que ha provocado el veto a Irene Montero, que podría regresar a la arena política en las europeas de 2024, quizá como candidata de un Podemos desgajado de Yolanda Díaz.