Japón ha decidido luchar contra las inundaciones con una megaconstrucción nunca antes fabricada, una monumental catedral subterránea capaz de lidiar con las crecidas de los ríos. Construida a 22 metros de profundidad, forma parte de un complejo sistema de túneles y cámaras cilíndricas elevadas de 6,3 kilómetros de largo que protegen a la capital japonesa de los fenómenos climáticos.
La idea surgió tras la gravísima situación que se registró en 2018 cuando las fuertes lluvias que se desataron sobre el oeste de Japón provocaron miles de muertos y destrozos económicos multimillonarios. Para no repetir esta situación la capital, Tokio, decidió construir esta estructura con vistas al futuro.