La Guardia Civil tiene al Gobierno entre ceja y ceja por varias cuestiones, pero la última humillación sufrida a manos del PSOE ha puesto un antes y un después en la relación que mantienen ambas instituciones. Que Mercedes González fuera nombrada directora general del cuerpo para dimitir un par de meses después para ir en las listas de la formación socialista a las elecciones generales se ha convertido en un tema de relevancia en el Gobierno por el malestar expresado por la Guardia Civil. Desde el PSOE, sin embargo, no culpan a la que fue delegada del Gobierno en Madrid, sino que tienen claro que ha sido Santos Cerdán, secretario de Organización del PSOE, el socialista que ha urdido esta chapuza de dimensiones poco conocidas para el Ejecutivo.
Santos Cerdán lleva tiempo en el punto de mira. Es una especie de héroe de guerra político que vive de las rentas de su pasado y que no deja de cometer errores de bulto en el PSOE. Su gran mérito fue el de derrotar al todopoderoso José Luis Ábalos, exministro de Transportes y exsecretario de Organización del Partido Socialista. Santos Cerdán consiguió lo que parecía imposible: apartar a un polémico Ábalos que tarde o temprano iba a protagonizar una fuerte polémica que mancharía la imagen del partido. Sin embargo, las últimas decisiones adoptadas por Cerdán no han gustado nada en Ferraz, especialmente la que ha tenido que ver con el cambio de Mercedes González, el enésimo giro sobre un perfil que quieren apartar a toda costa del PSOE de Madrid. En el PSOE le han cogido la matrícula a Cerdán porque ahora están haciendo malabares para restaurar las relaciones con la Guardia Civil después de las polémicas con Fernando Grande-Marlaska.
Los socialistas saben que la única preocupación de Santos Cerdán no es precisamente que el PSOE haga movimientos políticos eficaces. El secretario de Organización está centrado en otros menesteres que ya empiezan a cansar en Ferraz. Aún así, lo de Mercedes González ha sido especialmente grave porque ha reabierto una herida que costó mucho cerrar y que ahora se ven obligados a volver a dar explicaciones sobre por qué tratan a la Guardia Civil como una herramienta o un instrumento al servicio de los intereses políticos del PSOE. Cambiar en cuestión de dos meses a la directora general solo por cuestiones políticas es algo que ven como muy grave en la Guardia Civil. Pero si a esto le añadimos las destituciones de Marlaska y los ascensos sin respetar el escalafón del ministro del Interior, el resultado es una relación rota entre el Gobierno y el cuerpo.
Santos Cerdán empieza a cometer errores de bulto porque no está centrado en lo que tiene que estar, tal y como aseguran fuentes del PSOE. El elegir a dedo a Enma López tras una intensa reunión privada para ser la jefa de campaña de María Reyes Maroto en Madrid fue otra de las decisiones que no gustó en el Gobierno, pero lo cierto es que nadie se metió. La única buena noticia fue que Reyes Maroto se benefició del tirón de Juan Lobato y consiguió mejorar las cifras de forma absolutamente inesperada, dado el debate electoral.
Santos Cerdán es ahora mismo el nuevo José Luis Ábalos, de hecho les mueven las mismas inquietudes vitales. Pero la diferencia es que Ábalos no cometió tantos errores en sus funciones internas en el partido. Lo de Mercedes González todavía se está intentando solucionar desde Moncloa, pero la Guardia Civil mantiene su pulso y mantiene su sensación de «humillación» ante el cese de Mercedes González en cuestión de meses. Llegan cambios profundos y una reestructuración interna del PSOE. Esto no lo discute nadie. Y ya hay quien considera que Santos Cerdán seguirá el mismo destino que Ábalos. Los socialistas buscan un giro de guion y tienen claro, al menos es lo que afirman fuentes de Moncloa, que Santos Cerdán no es un activo político a mantener a largo plazo.