La ministra de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Arancha González Laya, ha pedido este martes a los grupos políticos que busquen consenso y rebajen «el nivel de crispación» para reforzar la posición de España en la UE y para hacer las reformas necesarias para una salida de la crisis más equitativa.
«Decir que no a todo puede tener rentabilidad política a corto plazo, pero no es aquello para lo que fuimos elegidos o designados. Estamos aquí para servir a nuestros ciudadanos, no para cultivar nuestras ambiciones», ha dicho ante la Comisión de Reconstrucción del Congreso, apelando a los grupos a «trabajar juntos» con el argumento de que nada es más urgente ni más importante que la recuperación después de la pandemia del Covid-19.
Para la ministra, «la única manera de compensar tanto sufrimiento es hacer todo lo posible por forjar un futuro más sano, equitativo y próspero, pero «ninguna reforma será posible si no bajamos el tono de la crispación». «Necesitamos acabar con la idea de que los partidos deben estar siempre trabados en una campaña perpetua de discusión mutua», ha añadido.
Así, ha llamado a tomar como ejemplo la Transición y los Pactos de la Moncloa y ha pedido, no «pensar igual», pero sí «trazar una senda por la que caminar juntos». Y ha dicho ser consciente de las dificultades, pero les ha pedido estar a la altura para no tener que avergonzarse a la hora de rendir cuentas a los ciudadanos.
González Laya ha dibujado un panorama en el que la UE tiene que reflexionar sobre sí misma en un contexto internacional muy complejo y marcado por la rivalidad entre Estados Unidos y China y ha apostado por enfocar los esfuerzos en tres ámbitos: invertir en autonomía estratégica –no solo en seguridad y defensa, sino también en cadenas de valor e industrias críticas–, ser una voz a favor de la cooperación multilateral y orientarse a largo plazo sin renunciar a sus «firmes convicciones políticas.
«Los valores europeos, la democracia y el respeto a los derechos humanos como la definición misma de lo que los europeos somos y aquello en lo que creemos no se pueden poner en cuestión por más que el entorno digital en el que vivimos haya cambiado, o lo hayan hecho las siglas que componen los arcos políticos de nuestros parlamentos», ha advertido.
CRÍTICA A SUS PALABRAS
Sus palabras, no obstante, han sido recibidas con críticas por la oposición. Desde el PP, Mario Garcés acusado al Gobierno de responder «a las urgencias con ausencias» y a lo importante de manera «ineficiente. También le ha reprochado haber generado un «grave deterioro de la marca España» y ha remarcado que «algunos socios» del Gobierno perciben a Europa como «un gran acreedor.
Y eso que, ante las preguntas en relación con las condiciones que pondrá la UE para recibir el fondo, ha insistido en que se trata de reformas estructurales que la propia España quiere impulsar.
«Europa somos nosotros, no es alguien que está por ahí, somos nosotros y como nosotros sabemos cuáles son las tareas que tenemos que hacer para ser más solidarios y más justos no necesitamos que nadie nos lo diga», ha señalado. Desde Junts, Mariona Illamola había afirmado que teme «una especie de 155 europeo» en la gestión de la crisis del Covid-19.
Además, ante las preguntas sobre quién y cómo se grstionará el fondo de ayuda europeo, ha remarcado que ese fondo aún no está aprobado, que hay varios países reticentes y que no se puede «vender la piel del oso antes de cazarlo». Lo importante, ha subrayado, es que España tenga «un plan» para traducir esa financiación europea.
ESQUIVA A ZAPATERO PERO HABLA DE CHINA Y EEUU
González Laya ha evitado responder a las preguntas de PP y Vox, -por boca de Carlos Fernández-Roca- sobre el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y su apuesta por «poner a Estados Unidos en una situación imposible» por parte de la UE y China.
En cambio, ha preferido decir que «España trabaja con ambos, con Estados Unidos y con China», buscando acuerdos en lo posible y explicitando los desacuerdos, pero «siempre buscando el diálogo sobre la confrontación».
Sí ha respondido, no obstante, a las acusaciones de falta de transparencia con los datos, que han llegado desde Ciudadanos, y de «cercenar derechos» con un «estado de excepción encubierto» como alega Vox. Según ha dicho, ella comparte con este grupo la necesidad de salvar vidas, pero no que eso «dependa de declamar, proclamar o reclamar», sino que además hay que «hacer».
El Grupo de Santiago Abascal también había afeado al Gobierno que felicitase el Ramadán y no la Semana Santa, y la ministra ha respondido que «en España existe la libertad religiosa y se ampara». También ha asegurado que el Gobierno está negociando «con uñas y dientes» para defender los intereses de los agricultores españoles y también para un nuevo pacto europeo de migraciones «justo y solidario».
La ministra ha respondido, casi con las mismas palabras, a preocupaciones que ya le habían planteado los grupos en la Comisión de Exteriores. Desde Bildu, Mertxe Aizpurua ha insistido en el cierre de la frontera: «No somos turistas, somos vascos y vascas con una frontera artificial».
González Laya ha dicho comprender su situación pero ha defendido que como «el virus no entiende de fronteras, hay que ponérselas» y que espera que en la «nueva normalidad se pueda restablecer pronto plenamente esa capacidad de circular».