El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya busca el número dos de su lista y se debate entre dos candidatas. Una porque tiene el apoyo interno del partido y porque se ha convertido en alguien fuerte en el Ejecutivo por llevar las cuentas. Otra porque se ha convertido en la mujer de confianza del líder socialista por mantener un perfil bajo. Pero fuentes de Ferraz aseguran que Sánchez ya ha tomado su decisión y que la segunda, Pilar Alegría, ministra de Educación y Formación Profesional, será la elegida para ser vicepresidenta (y posible sustituta al frente del PSOE) dejando atrás a una María Jesús Montero, ministra de Hacienda, que solo ha conseguido crecer por el apoyo interno del partido. Fuentes del PSOE insisten en que Moncloa ven más a María Jesús Montero al frente del PSOE de Andalucía que en cualquier otro sitio.
Esta pugna interna entre María Jesús Montero y Pilar Alegría no parece que vaya a llegar a las manos porque Sánchez ha elegido a la segunda como su «mujer de confianza» para coger las riendas del PSOE. El número dos del partido siempre ha estado cargado de mucho significado. El problema es que nadie se esperaba que Pilar Alegría, ministra de Educación y Formación Profesional, fuera a adelantar por la derecha a una María Jesús Montero que ha adquirido mucho protagonismo en los últimos meses y quien ha dado la cara por el partido en el Congreso, por no hablar de que a nivel interno se ha encargado de gestionar problemas como las huelgas de letrados, magistrados o fiscales. Los socialistas comentan en Ferraz que Alegría ha ganado peso en el partido, aunque ha ganado también a una enemiga íntima como puede ser María Jesús Montero.
De momento se siguen mirando nombres, pero que Pedro Sánchez ya ha tomado la decisión de quién será su número dos es un secreto a voces. Ni Nadia Calviño, ministra de Economía y vicepresidenta del Gobierno, ni María Jesús Montero, las favoritas hace meses, han podido ganar el cariño de un presidente acostumbrado a los giros de guion. Sobre María Jesús Montero, desde Ferraz aseguran que Sánchez confía mucho más en enviarla al PSOE de Andalucía como candidata que dejarla en el Gobierno como un puesto de responsabilidad. Pilar Alegría cogerá más peso porque ha mantenido ese perfil bajo que tanto gusta en Moncloa. Montero, por su parte, ha destacado más de la cuenta.
PEDRO SÁNCHEZ NO SE IRÁ
El PSOE cree que Pedro Sánchez, su líder, candidato y presidente, se ha hecho además guionista de cine. Al menos sus giros de guion son más que notables e inesperados y como trabajador de la industria cinematográfica no tendría precio. El problema es que el adelanto electoral que tanto ha llamado la atención a nivel interno puede no ser el último paso. Fuentes de Ferraz temen que Pedro Sánchez puede tener un último acto en el que abandonar la candidatura y dejarla en otras manos siempre que le salga su objetivo principal: irse a Europa o a la ONU para dejar España de una vez por todas. Hay quien considera en el PSOE que Pedro Sánchez está «cansado» o «harto» de la política española y quiere dar el salto a la Comisión Europea o a cualquier otra institución más internacional. Y más ahora que a España le toca la presidencia de la UE. Pero esto lo han desmentido desde Moncloa. Pedro Sánchez será el candidato y se quedará pase lo que pase.
El PSOE está en una posición complicada y tiene a los militantes irritados y contentos a partes iguales. Hay quien apoya la decisión del presidente y hay quien cree que ha «secuestrado el partido» por sus intereses personales. Sea como sea, e independientemente de las sensibilidades internas, en el Partido Socialista tienen claro que el presidente no ha acabado con sus golpes de efectos y sus estrategias tácticas a nivel político para descolocar a todo el que le rodea. En Ferraz son muchas las voces que están convencidas de que Pedro Sánchez puede abandonar en el último minuto la candidatura del PSOE siempre y cuando consiga el objetivo principal de viajar a Europa de forma definitiva. Para Sánchez ya es un cambio de ciclo. Y dejar el partido es una opción que está encima de la mesa. O al menos es lo que creen algunas fuentes de Ferraz que han sido desmentidas desde Moncloa.