El Instituto para las Obras de Religión (IOR), más conocido como Banco del Vaticano ha duplicado sus beneficios en 2019 hasta los 38 millones de euros, respecto a los 17,5 millones de 2018, un aumento que el instituto financiero atribuye a operaciones de inversión de bajo riesgo «coherentes con la ética católica aplicada a la gestión de los propios activos».
Esta es la principal conclusión que se recoge en el informe de cuentas del balance económico de 2019 publicado este lunes por el IOR en su página web.
Además, el IOR alcanzó al 31 de diciembre pasado depósitos por 5.100 millones de euros, una subida de casi 100 millones frente al año anterior.
De esos 5.100 millones de euros, que corresponden a los fondos de las cuentas en el Banco Vaticano cuya titularidad se circunscribe a instituciones católicas, personas del clero, empleados o exempleados del Vaticano o diplomáticos acreditados ante la Santa Sede, 3.400 millones son activos relativos a cuentas de ahorro y gestión de títulos financieros.
En el informe, el primero en el que han intervenido consultores de revisión externos al organismo, también se da cuenta de que el instituto financiero mantiene «un alto nivel de liquidez».
Desde el 2013, el Bando del Vaticano ha llevado a cabo una operación de reforma en favor de la transparencia que le ha llevado a cancelar más de 3.000 relaciones con clientes para servir solo a la Iglesia Católica y a eliminar cientos de cuentas bancarias de dudoso origen.