La OMS reconoce como muerte por Covid-19 también los sospechosos

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado este domingo un documento para ayudar a los países a identificar a las personas que han fallecido por Covid-19, la enfermedad que provoca el nuevo coronavirus, en el que se reconocen a los muertos por esta causa tanto si han dado positivo en una prueba de laboratorio como los sospechosos.

Asimismo, el organismo señala que no se deben considerar fallecidos por Covid-19 a aquellas personas cuya causa de muerte no esté relacionada con el coronavirus, como por ejemplo un accidente de coche o un cáncer, o que hayan muerto tras haberse recuperado de forma completa de la enfermedad.

En este sentido, la OMS establece que el Covid-19 debe registrarse en el certificado médico de fallecimiento como causa de muerte en todas aquellas personas que han perdido la vida como consecuencia de la enfermedad, o que se tiene una sospecha certera de que la infección contribuyó a su muerte.

Además, y debido la existencia de «múltiples coronavirus» que afectan a las personas, la OMS aconseja utilizar la palabra ‘Covid-19’ en los certificados de defunción ya que, tal y como explica en el informe, ayuda a reducir la incertidumbre generada en la clasificación de la muerte y, por ende, a controlar correctamente todos los fallecimientos relacionados con el virus.

Por ejemplo, según se ejemplifica en el texto, se deberá informar de que un paciente ha fallecido por síndrome de distrés repiratorio agudo a causa de una neumonía provocada por el Covid-19. Del mismo modo, la OMS pide que se notifique el intervalo de tiempo desde el inicio de los síntomas hasta la muerte.

Del mismo modo, el organismo de Naciones Unidas recuerda que las personas con patologías crónicas (como diabetes o enfermedad pulmonar obstructiva crónica) o sistemas inmunes comprometidos tienen un mayor riesgo de muerte debido a Covid-19, por lo que destaca la necesidad de incorporar al certificado de fallecimiento que había sospechas, o estaba confirmado, de que el paciente estuviera infectado por Covid-19.

La OMS también contabiliza como muertes por Covid-19 a las mujeres cuyo embarazo se complicó como consecuencia de la infección y finalmente fallecieron, así como a los pacientes con VIH e infectados por el nuevo coronavirus. Por el contrario, la OMS aconseja no contabilizar como fallecidos por Covid-19 a las personas que, aún estando infectadas, hayan fallecido por un accidente de coche, un infarto de miocardio o un cáncer.

INFORMES DE EXCESO DE MORTALIDAD AYUDAR A CONOCER EL IMPACTO DE COVID-19

Ahora bien, la OMS subraya la importancia de que se notifiquen los pacientes con Covid-19 que han fallecido y que el virus les provocó una neumonía mortal. «Se deben incluir la mayor cantidad de detalles posibles a partir de registros médicos o pruebas de laboratorio», apostilla la OMS en el informe.

En este sentido, establece dos categorías para incorporar en los informes: la ‘U07.1’, en la que se incorporarán a los fallecidos confirmados por Covid-19 y que la enfermedad haya sido la causa de la muerte, y la ‘U07.2’, en la que se mostrarán las personas con sospechas de haber fallecido como consecuencia de la infección provocada por el nuevo coronavirus.

La OMS pide a los países que le comuniquen semanalmente todas las muertes por Covid-19, diferenciando en sexo y grupo de edad a los fallecidos e informando sobre el lugar y fecha de fallecimiento, si se les realizó o no un test para confirmar la presencia del virus, la etnia, profesión y el lugar de residencia.

Finalmente, y respecto a los sistemas que muestran el exceso de mortalidad de la población, la OMS ha señalado que puede usarse para evaluar el impacto que ha tenido el Covid-19 en la mortalidad general, así como las medidas llevadas a cabo para contener la transmisión del virus.

En este sentido, y aunque reconoce que se necesitarán más estudios para cuantificar con una mayor precisión la mortalidad que ha provocado la pandemia del Covid-19, la OMS asegura que los registros de exceso de mortalidad se pueden usar para comparar las tasas de fallecimientos observadas por edad y sexo durante la crisis sanitaria, con respecto a las tasas de mortalidad previstas en otras situaciones como, por ejemplo, conflictos armados o desastres naturales.