El 90% de los vecinos de la Cañada Real Galiana (Madrid) aseguran que sufren «de manera constante y permanente» sentimientos de tristeza tras dos años viviendo sin suministro eléctrico en el barrio, según se recoge en un estudio liderado por Plataforma Luz, que también destaca que un 82% ha sentido «tristeza» y un 15% ha pensado en el suicidio.
Plataforma Luz, Centro de Atención a Víctimas de Malos Tratos y Tortura (Sira), el Grupo de Acción Comunitaria (GAC) o el Centro de Asesoría y Estudios Sociales (CAES), han presentado el informe ‘La Cañada Real Responde: Impactos psicosociales derivados del suministro eléctrico’ que se ha realizado a través de entrevistas con 144 personas del barrio que viven en diferentes sectores del mismo y que lo habitan desde hace entre 16 y 25 años. A través de estas personas adultas, también se ha obtenido la información de 152 menores.
A través de esta encuesta, los expertos han determinado que las alrededor de 4.000 personas que viven en la zona, entre las que se encuentras unos 1.800 niños, están sufriendo «daños graves en diferentes esferas vitales», siendo estas consecuencias de «extrema gravedad» en el caso de los menores.
Una de las autoras del informe, Gabriela López, de Centro Sira, ha explicado que el 90% de los vecinos de la Cañada Real encuestados han asegurado que sufren «de manera constante y permanente» sentimientos de tristeza, un 82% de rabia y un 68% miedo.
López ha apuntado que el miedo, en este caso, no tiene que ver «con la inseguridad en la calle porque no haya luz», sino «a la muerte, a enfermar, a que sus mayores y niños pierdan la vida o no puedan tener unas condiciones de vida digna», además de «a la falta de medicación y de atención».
PENSAMIENTOS SUICIDAS
A esto también están relacionados, según ha apuntado la autora, el hecho de que el 60% de los encuestados diga que «de manera constante» tiene «sentimientos de desesperanza» y un 15% haya asegurado haber tenido en algún momento ideas de suicido. De hecho, una mujer se quitó la vida en el mes en el que se estuvo realizando el estudio.
Para Andrea Galán, de GAC, el escenario que viven en la Cañada Real tiene los criterios necesarios para «llegar a ser un entorno torturante» ya que, según ha indicado, el conjunto de todas las prácticas y condiciones que se dan en la zona tienen un «impacto» e «intencionalidad» para ello. «Las acciones o inacciones de las instituciones van generando un quiebre en las personas vecinas», ha indicado, antes de señalad hacia daños, tanto físicos como psicológicos consecuencia de esta situación.
Y en el informe se señala como culpables de este escenario a las instituciones y su intención de que esto «continúe» dos años después del corte de luz sin que, desde entonces, se hayan tomado medidas para ponerle fin. En concreto, denuncian «alianzas» e «intereses» de diferentes administraciones.
DENUNCIAN ESPECULACIÓN
Javier Rubio, portavoz de CAES, ha criticado que las autoridades defiendan un corte de luz de estas dimensiones alegando que «hay plantaciones de marihuana» en el barrio y que dos años después no se haya resuelto. A su juicio, «las causas que están en el fondo de este conflicto tienen que ver con la especulación rampante» que existe en la ciudad de Madrid «aliada» a «quienes gobiernan en la Comunidad de Madrid» y a «otros ayuntamientos» que también «quieren ver eliminada» la Cañada Real.
Del mismo modo, ha criticado que se hable de «realojo» como solución a este tema para «tapar la vulneración de derechos humanos» que se produce en el barrio. «La solución no es desalojar a los vecinos acabando con sus vínculos sociales, de barrio, de sus tradiciones», ha criticado.