Podemos y sus propuestas electorales están enfocadas en tratar de mantener al partido a flote, de cara a las próximas elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo, debido a que las encuestas les ofrecen el peor escenario desde que surgió la formación política. Es por ello que estas últimas semanas sus «líderes» han tirado de la creatividad para lanzar propuestas que le puedan ser atractivas a los votantes. La «idea» más reciente ha sido la promesa de crear supermercados que dependan de los gobiernos locales, para competir con las grandes cadenas de supermercados, de la misma manera que el chavismo intentó hacerlo en Venezuela.
Sin embargo, a los del partido morado les ha causado indignación el hecho de que les digan que su idea obedece al manual del marca del chavismo y es por ello que Pablo Echenique, portavoz de Podemos en el Congreso de los Diputados ha salido a decir que la propuesta no es netamente «bolivariana», sino que también existe un supermercado en Florida que depende del ayuntamiento.
Lo paradójico es que Echenique cite como un ejemplo de gestión pública nada menos a que a uno de los estados más capitalistas de Estados Unidos, que es ya de por sí un país impulsado principalmente por el capitalismo. El detalle está en que los Baldwin City Market son pequeños supermercados locales que se encargan de vender productos locales sin ánimo de competir con las grandes cadenas, pues tienen como filosofía el hecho de que el dinero que los clientes gastan allí se queda en la propia localidad, que cuenta con apenas 1600 residentes.
Evidentemente no podría ser una alternativa para España, que cuenta con una población de más de 50 millones de habitantes, donde además existen suficientes cadenas de supermercados que se encargan de garantizar el abastecimiento de alimentos en todo el país. La propuesta de Podemos surge en época electoral y viene alineada con la propuesta que hicieron ya hace algunos meses de pretender obligar a los supermercados a poner un tope en el precio de los alimentos como medida para frenar la inflación que el Gobierno de Pedro Sánchez no ha podido frenar en el último año, pues de acuerdo con las propias cifras oficiales, el Índice de Precios del Consumo (IPC) del sector alimentación se ha disparado hasta el 16%.
Pablo Echenique y todo su combo de Podemos quiere evitar, a toda costa, que sus propuestas sean asociadas al chavismo, que en este momento representaría un elemento más para contribuir con el hundimiento del partido, que atraviesa una profunda crisis de liderazgo y que tiene a todos sus votantes desencantados, evaluando posibilidades de dar su respaldo a la iniciativa política de la vicepresidenta segunda de Gobierno, Yolanda Díaz, que ya aparece en las encuestas como la cuarta fuerza política de España.
Para los españoles la propuesta de Podemos y la asociación con la iniciativa que intentó implementar el chavismo en Venezuela de los Abastos Bicentenarios y la distribución de alimentos, a través de las cajas del Comité Local de Abastecimiento y Prducción (CLAP), resulta ajeno, pero seguramente si les sonarán todos los escándalos de corrupción que han estallado en el país suramericano y con tentáculos en otros países, debido a la manera en la que quienes se encargaban de proveer al Estado venezolano de estos alimentos que eran «subsidiados» por el chavismo se encargaban de inflar los precios y se apoderaron de altas sumas de dinero, llevando a Venezuela los alimentos de muy baja calidad e insuficientes para que llegaran a toda la población, sobre todo en el momento en que todo el aparato productivo quedó completamente destruido, debido al Control de Cambio que desde 2003 implementó el chavismo.
Mientras tanto, Podemos intenta defenderse, rebuscando sobre la mejor manera de continuar vendiendo la idea de que es viable tener una cadena de supermercados pública, como alternativa al alto costo de los alimentos que el Gobierno de Pedro Sánchez no ha sabido cómo controlar, a pesar de todas las medidas que se han tomado, por lo que al partido morado la mejor idea que se les ha ocurrido es justamente convertirse en los proveedores absolutos de alimentos de todo un país, como si de hacer magia se tratara, sin explicar a la población cuál será el origen de esos alimentos, ni de dónde saldrán los recursos para poder impulsar una cadena de supermercados pública.