El Arzobispado de Valencia propone organizar este verano actividades para la infancia y los jóvenes creativas y que minimicen los riesgos de contagio de Covid-19, como campamentos urbanos, acciones online y voluntariado, en lugar de los habituales campamentos o peregrinaciones, que pueden implicar pernoctaciones y desplazamientos entre regiones.
Según ha informado en un comunicado, los más pequeños, adolescentes y jóvenes «tienen derecho a disfrutar de actividades que les ayuden a crecer humana y cristianamente, especialmente si están en situación de vulnerabilidad» y por ello las parroquias y entidades que organizan actividades estivales deben «generar espacios para que expresen lo vivido durante el confinamiento, favorecer el contacto entre ellos, disfrutar de la naturaleza, ayudar a la socialización y compartir la fe en comunidad».
Apuesta por la creatividad a la hora de planificar y pensar iniciativas para niños y jóvenes «adaptadas a las nuevas condiciones, aunque con grandes restricciones» sin olvidar el obligado cumplimiento las medidas sanitarias actuales, es decir, distancia de dos metros y uso obligatorio de mascarillas a partir de los 6 años.
Del mismo modo, las actividades que se organicen «siempre han de estar bajo el estricto cumplimiento de las normas sanitarias y las autorizaciones pertinentes» y en su planificación se debe «ser estrictos y responsables y no asumir riesgos innecesarios».
ACTIVIDADES PARA LOS MENORES DE EDAD
La primera recomendación sobre actividades para menores de edad este verano en la Diócesis es no celebrar campamentos de verano, peregrinaciones y, en general, actividades que se prolonguen varios días, con desplazamiento entre regiones, pernoctaciones y que requieren el uso de diversas instalaciones.
Estas actividades «presentan la dificultad de asegurar las medidas higiénicas entre los más pequeños, cumplir con el distanciamiento y desinfección de instalaciones, a lo que se suman las dudas sobre la movilidad entre regiones y uso de transportes colectivos, y la dificultad de asumir la posible responsabilidad jurídica ante un rebrote de Covid-19 en los participantes de nuestra actividad».
Como consecuencia, la segunda recomendación es realizar «actividades alternativas que minimicen los riesgos y cumplan con los objetivos de formación en la fe y de crecimiento integral de la persona».
En la organización de estas actividades alternativas se debe controlar el aforo de espacios, asegurar la distancia sanitaria y usar prioritariamente espacios abiertos; disponer de jabón y agua, gel hidroalcohólico, guantes y mascarillas; desinfección de material y espacios utilizados; autorizaciones de padres o tutores legales, específicos para estas nuevas actividades, y de las autoridades competentes; informar de su realización a las fuerzas de seguridad; y elaborar un protocolo de actuación ante la aparición de síntomas en algún participante.
Como actividades concretas se sugieren campamentos urbanos en la misma población que permitan entrelazar actividades y horarios, presencialmente y en casa, y visita a espacios naturales locales o museos; actividades online como talleres, concursos o juegos, que pueden favorecer la participación de las familias y es combinable con el resto de propuestas; y formación, celebraciones y oraciones, tanto online como presenciales.
Además, el Arzobispado propone realizar voluntariado y actividades sociales, tanto para menores como mayores de edad, como reparto de alimentos, ayuda a personas vulnerables, repaso de estudios, cuidado de menores, animación a personas mayores, desde un punto de vista social; campos de trabajo en las propias parroquias o entidades, con acciones como mantenimiento, limpieza y desinfección de locales y materiales; y cuidado y limpieza de espacios naturales, desde una perspectiva medioambiental.
MONITORES, EDUCADORES Y JÓVENES MAYORES DE EDAD
En cuanto a las posibles actividades destinadas a monitores, educadores, catequistas y jóvenes mayores de edad, organizadas por entidades vinculadas a la Archidiócesis, igualmente deben minimizar los riesgos de contagio y se desaconsejan los campamentos y las peregrinaciones.
Además, la entidad organizadora es la que asume la responsabilidad jurídica de la realización de la actividad, contratación de seguros, solicitud de autorizaciones y los riesgos, sean sus participantes mayores o menores de edad.
En el caso de que un grupo de jóvenes vinculados a una parroquia o entidad de la Archidiócesis decida, de manera particular, organizar y realizar alguna actividad no recomendada, «ha de ser bajo su propia responsabilidad».
En este caso ya no es criterio de las recomendaciones del Arzobispado, ya que no es la parroquia o entidad la que organiza, pero igualmente deben minimizar los riesgos y cumplir las normativas sanitarias y de movilidad que les sean aplicables en ese momento.
Para las parroquias, congregaciones o entidades propietarias de instalaciones campamentales o albergues, el Arzobispado recomienda «hacer un seguimiento estricto de los requisitos que se exigirán sobre desinfección, aforo, medidas de distanciamiento, etc. que se publicarán próximamente».