Tanto las lacas como los fijadores, que tienen su origen en la antigua China hace más de 1000 años, en torno al siglo VII, son productos que, además de facilitar el peinado, permiten mantenerlo en una determinada posición durante un largo periodo de tiempo. Este efecto se consigue gracias a los distintos tipos de resina que componen la laca. Actualmente, se han puesto de moda las resinas conocidas como copolímeros acrilatos, que son insolubles en agua y alcohol, y que permiten fijar los cabellos de una forma más eficiente.