A todo el mundo le sucede que cuando nos despertamos, o cuando estamos en una misma posición y además sumamos cansancio, es normal que soltemos un bostezo acompañado de un buen estiramiento, algo que tiene un nombre específico y también una razón cuanto menos sorprendente. Todavía no está del todo claro, pero la hipótesis científica más convincente es que este conjunto característico de contracciones musculares, conocidas con el término técnico pandiculación, permite que el tórax se expanda más, y por tanto que los pulmones acumulen más aire, mejorando la dinámica en la sangre a las extremidades del cuerpo, especialmente después de que han estado inactivos durante mucho tiempo.