Los consumidores prefieren los alimentos y las bebidas de color rojo, naranja y amarillo, y rechazan los colores sintéticos que no se encuentran de forma natural en el mercado. Los expertos sugieren que uno de los motivos del rechazo al azul es que en las comidas naturales pueden ser indicadores de que un alimento, por ejemplo la carne, se encuentra en mal estado, es tóxico o tiene hongos, lo que implica que no nos sentará bien. Por tanto, evitamos los alimentos de color azul porque estos casi no existen en la naturaleza. Al mismo tiempo, relacionamos la coloración azul en la comida con peligro o intolerancia, con putrefacción y sustancias amargas.