Conforme ha ido acechándonos la inflación, la utilización de las monedas ha ido bajando. Puede que todavía tengamos algunas de ese día que fuimos a comprar chuches o la calderilla que nos sobró en un restaurante. Ese dinero se queda en la cartera por tiempo indefinido hasta que casualmente lo vemos o alguien nos cuenta que podríamos cambiarlo por miles de euros. Resulta que, aunque muchos no lo tengan en la cabeza, las monedas son auténticos objetos de coleccionista y muchas de ellas se han revalorizado hacia grandes sumas de dinero.
1Cada vez hay menos monedas disponibles
Las monedas que tienen mayor valor son aquellas que son más antiguas, ya que son las más difíciles de conseguir o han sido retiradas del mercado por un error. El hecho de que haya poca oferta hace que sean más valiosas para los coleccionistas o estudiosos de las mismas. Algunas valen cientos de euros y hay personas que las compran para guardarlas y venderlas más caras dentro de un tiempo. Es como una inversión a largo plazo. En algunos países, las monedas de 5 céntimos son las más valiosas. Gente de Italia, Bélgica, Austria, Grecia o Francia podrían llegar a pagar hasta 800 euros.