sábado, 23 noviembre 2024

Educación financiera, ¿por qué es importante desarrollarla?

La educación financiera es la llave para desarrollar finanzas saludables. Todas las personas podemos incorporar conocimientos, herramientas y habilidades que nos permitan mayor estabilidad y éxito financiero.

Tener hábitos financieros saludables, señala el especialista Alejandro Zubiría, nos permite interactuar de manera crítica con el sistema financiero y encontrarnos en condiciones de tomar mejores y más oportunas decisiones.

Una relación con las finanzas basada en la información y la capacidad de análisis ante distintas situaciones, precisa el especialista, es la base sólida que necesitamos para construir el camino hacia el cumplimiento de nuestros objetivos económicos.

Algunos aspectos, como la planificación, el registro segmentado de gastos y la confección de presupuestos específicos son siempre necesarios. Pero vayamos de a poco y por partes…

¿Cuáles son los principios básicos de la educación financiera?

Planificación

Para tener finanzas saludables, es muy importante que podamos determinar nuestra capacidad de compra y definir prioridades. Gran parte de la educación financiera se centra en aprender a administrar eficientemente nuestros ingresos.

Para tener una planificación personalizada, a medida de nuestras necesidades y de nuestro patrimonio, podemos solicitar ayuda de un asesor profesional o bien utilizar diferentes instrumentos y herramientas disponibles. Estas pueden ser tanto legales como operativas.

Registro

El registro es uno de los pilares elementales para desarrollar buenos hábitos financieros. En la economía personal, también es importante llevar un recuento detallado y preciso de nuestros gastos mensuales.

Lo ideal es segmentar por áreas: educación, alimentos, renta, servicios, salud, esparcimiento, actividades, gastos especiales, etc. De esta forma, no solo vamos a tener total conciencia de hacia dónde van nuestros ingresos sino también respecto a cómo y para qué los utilizamos.

Llevar este registro nos va a permitir relevar gastos prioritarios y gastos innecesarios, identificar responsabilidades de pago asumidas, prevenir olvidos, gestionar deudas e incluso, advertir nuevas necesidades.

Conociendo cada uno de estos aspectos, vamos a poder tener una mejor administración de toda nuestra vida financiera y, por supuesto, mayor tranquilidad en la rutina diaria.

Presupuesto

Una de las reglas de oro de la educación financiera es dividir tus ingresos y establecer diferentes presupuestos, en función de necesidades primarias y secundarias. Este es uno de los hábitos financieros más útiles a la hora de conocer nuestra capacidad de compra y nuestra capacidad de ahorro.

Definir montos fijos para renta, educación y alimentos, por ejemplo, es el primer paso a la hora de evaluar presupuestos. También, en efecto, fijar presupuestos contribuye a una mejor planificación financiera. Y sin duda, esta última, puede ser mucho más precisa si tenemos un buen registro de todos nuestros movimientos.

Como te habrás dado cuenta, planificación, registro y presupuesto son principios básicos y complementarios para la educación financiera y el desarrollo de finanzas saludables. Estos tres aspectos, oportunamente contemplados, conducen a la estabilidad y  el incremento de nuestra rentabilidad.

Educación financiera: principales beneficios

Abordar nuestra educación financiera desde un enfoque integral, que involucre conocimientos, hábitos y comportamientos financieros, es una valiosa herramienta para construir todo proyecto de crecimiento económico u oportunidad de negocio que decidamos encarar.

Como mencionamos, también nos va a ayudar a posicionarnos desde un mejor lugar para analizar y predecir circunstancias. Pudiendo, luego, tomar aquellas decisiones financieras que se ajusten a nuestras opciones y, al mismo tiempo, resuelvan nuestras necesidades.

Del mismo modo, vamos a poder conocer y hacer un buen uso de los productos y servicios financieros disponibles, siempre en función de nuestra situación personal y familiar pero, también, colectiva.

¿Tienes en claro tus propósitos financieros?

Desarrollar la educación financiera ofrece la posibilidad de llevar adelante un ejercicio indispensable. Esto es, definir de forma clara y precisa nuestros propósitos financieros. Aquí también no es menor el poder establecer prioridades y presupuestos, ya que nos ayudará a tener mejor control de toda nuestra economía.

Al momento de listar tus propósitos financieros es ideal contemplar la posibilidad de establecer reservas, sean estas para gastos especiales, emergencias o cambios desfavorables en el contexto económico.

Por otro lado, si estás planificando grandes cambios, como un viaje, un nuevo trabajo o una mudanza, también es imprescindible que evalúes tu capacidad de ahorro y puedas definir gastos asociados a esta inminente inversión.

Así, las nuevas circunstancias no te encontrarán en un lugar desprevenido y el estado de tus finanzas no se verá negativamente afectado. Por el contrario, habrás gestionado correctamente tus recursos y estarás cumpliendo tus objetivos de forma organizada.

De alguna manera, dos son los grandes secretos (no tan secretos) del éxito financiero: 1) conocer nuestra situación real y tomar decisiones que estén por dentro de nuestras posibilidades; 2) Estar preparados para afrontarlas.

Un último consejo: no a los “gastos hormiga”

Quizás nunca escuchaste este término, pero probablemente sepas muy bien que son los “gastos hormiga”. Se trata de aquellos pequeños pero recurrentes desembolsos de dinero que hacemos a diario: el café de cada mañana, el delivery, el taxi, la suscripción a un servicio que no utilizas, etc.

Por supuesto, se trata de toda compra prescindible. Aquella que no altera nuestra calidad de vida y que al suprimirla puede ampliar nuestra capacidad de ahorro o facilitarnos una mejor administración de ingresos.

Los “gastos hormiga” son peligrosos porque pueden pasar desapercibidos. Sin embargo, suman y se convierten en una parte importante de tus gastos mensuales. Reconocerlos, administrarlos y reducir su frecuencia puede hacer una gran diferencia en el estado real de nuestras finanzas.

¿Y, tú? ¿Trabajas en el desarrollo de tu educación financiera? ¿Qué hábitos o consejos aplicas en tu vida diaria?