El 99 por ciento de las empresas españolas no cuenta con un plan de transición ecológica alineado con el objetivo establecido en el Acuerdo del Clima de París de limitar el calentamiento global a 1,5ºC de aquí a final de siglo, por lo que, de momento están muy lejos de desarrollar planes creíbles en esa línea a pesar de que este requisito será obligatorio próximamente en el conjunto de la UE, donde las empresas tendrán que informar de estos planes en sus memorias anuales.
Esa es una de las principales conclusiones del informe ‘Stepping up’ elaborado por Carbon Disclosure Project (CDP) y la consultora Oliver Wyman, que señala que sólo el 1 por ciento cuenta con ese plan y menos del 5 por ciento muestra avances en este sentido, a pesar de que la mitad de las corporaciones declara disponer de dicha estrategia.
El trabajo recoge información de empresas que representan en torno al 75 por ciento de los mercados bursátiles europeos, incluido España, que saca peor nota que las empresas del resto de países del entorno.
Además, el documento refleja que menos de un tercio de las empresas vinculan la remuneración de sus directivos con la obtención de resultados en áreas como el clima, el agua y la deforestación y que hasta el 40 por ciento de los préstamos corporativos europeos que se ha analizado –-en torno a 1,8 billones de euros– financian empresas con un progreso limitado en su plan para alinearse con el objetivo de 1,5°C.
En todo caso, el informe muestra que cerca de la mitad de las empresas analizadas (49 por ciento) afirma que dispone con un plan de transición climática para limitar el calentamiento global a 1,5ºC pero la mayoría de estos carece de ambición y transparencia en las áreas clave que revelan una actuación seria como la gobernanza, la planificación financiera, la implicación y compromiso con la cadena de valor.
Asimismo, entre el 30 y el 45 por ciento de las empresas se declara «en desarrollo», es decir, que cuentan con objetivos de emisiones menos ambiciosos (acordes con el objetivo de 2 °C) y publican información sobre al menos la mitad de los indicadores, aunque la mayoría de las empresas mostró un progreso «limitado».
ESPAÑA, PEOR QUE LA MEDIA EUROPEA
Por países, las empresas españoles han obtenido peores resultados que la media europea, con solo un 1 por ciento de las empresas entre las «avanzadas» y un 33 por ciento de ellas «en desarrollo». Si bien nueve de cada diez cuenta con iniciativas para reducir emisiones de gases de efecto invernadero, el informe observa «claras lagunas» en las medidas necesarias para lograr la ansiada senda del 1,5ºC.
En concreto, solo el 26 por ciento de las españolas evalúa en qué medida el gasto o los ingresos se alinean con los objetivos de 1,5ºC y menos del 40 por ciento incorpora las cuestiones climáticas en contactos con proveedores.
Otra de las conclusiones del documento indica que hasta el 40 por ciento de toda la deuda corporativa pendiente de las empresas analizadas (1,8 billones de euros) financia actualmente a aquellas que no tienen objetivos claros ni pruebas de estar desarrollando planes de transición creíbles.
De hecho, el informe advierte de que el acceso a la financiación podría resultar más difícil para las empresas a medida que los bancos traten de descarbonizar sus carteras para alcanzar los objetivos de neutralidad.
Por ejemplo, ocho de cada diez instituciones financieras que informan a CDP ya están evaluando la alineación de sus clientes con el objetivo 1,5 ºC en al menos algunos de los sectores clave.
El trabajo ha valorado además de la senda climática los compromisos de las empresas con la biodiversidad, la deforestación y seguridad del agua y, en ese sentido, el 7 por ciento de las empresas afirma tener un objetivo firme de reducción de emisiones, consumo de agua y deforestación, mientras el 39 por ciento declaró haber asumido un compromiso público en materia de biodiversidad.
A ese respecto, ‘Stepping up’ expone que falta incentivar a los directivos de las empresas para alcanzar los objetivos ya que el 54 por ciento de ellas vinculan la remuneración de los directivos al clima, mientras que menos de un tercio lo hace en relación con el cambio climático, la deforestación y el agua.
No obstante, destaca que antes de que entre en vigor la Directiva sobre Informes de Sostenibilidad Corporativa en 2024, ya el 71 por ciento de las empresas que comunican datos sobre cambio climático, deforestación y seguridad del agua a CDP ya lo hacen en su informe anual de gestión para inversores, aunque solo una de cada cuatro empresas lo hace en lo relativo a biodiversidad.
Los analistas han indicado también que una de cada cinco empresas cuenta con una política de buenas prácticas para reducir el impacto sobre el agua, y el 29 por ciento para la no deforestación.
Para el director ejecutivo de CDP, Maxfield Weiss, todas las empresas que influyen en el medio ambiente no sólo necesitan objetivos claros, sino también planes claros para cumplirlos y pruebas de que lo están haciendo.
En ese aspecto, recuerda que la normativa de la UE no tardará en entrar en vigor y entonces será obligatorio que las empresas dispongan de planes «claros» para la transición de sus modelos de negocio que estén alineados con el objetivo de 1,5ºC.
«Sólo una pequeña cohorte de empresas de menos del 5% revela todos los datos que necesitamos para juzgar. Y, por supuesto, el clima es sólo un componente del reto más amplio al que se enfrentan las empresas. A medida que aumentan las expectativas de que las empresas incluyan la naturaleza en su planificación de transición, este informe muestra que la mayoría de las empresas todavía tienen que dar un paso adelante y demostrar a los inversores, prestamistas y reguladores que están preparadas para actuar. Las empresas no pueden alcanzar el balance de reducción a cero sin abordar sus impactos sobre la naturaleza: no hay tiempo que perder», ha valorado.
Finalmente, la directora ejecutiva de Clima y Sostenibilidad de Oliver Wyman, Pepa Chiarri, ha urgido a seguir avanzando en el alcance y la calidad de los planes de transición de las empresas europeas en los próximos 2-3 años, ya que muchos planes de transición siguen careciendo de elementos importantes, sobre todo cuando se trata de traducir los objetivos climáticos estratégicos en planes concretos de acción y compromiso con la cadena de valor.
«Este nivel de concreción es necesario si las empresas quieren avanzar en la transición y demostrar de forma creíble que están en el buen camino para cumplir los objetivos climáticos. Las empresas con ambición de liderar la transición tendrán que ir más allá del clima e incorporar sus compromisos sobre biodiversidad y naturaleza en su agenda de transición a una economía sostenible», ha concluido.