La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, se ha adaptado al cargo de buen grado. La huelga de letrados que salpica a la ministra de Justicia, Pilar Llop, tiene mucho que ver con cómo Montero ha cogido las riendas de su ministerio. La magistrada socialista se permitió el lujo de comprometerse por escrito con los letrados a unas subidas de salario que no llegan. Esto le ha provocado una rebelión interna que no sabe cómo sofocar. Y todo viene porque María Jesús Montero le ha dejado claro a Llop que ese compromiso que adquirió con estos profesionales de la administración no es viable. En resumen: no hay dinero para Llop y la ministra ahora tiene que explicar por qué se comprometió por escrito a algo que no estaba en sus manos.
La mala relación de Montero con Llop es relativamente nueva para el Gobierno, pero responde al mismo sentir en el Ejecutivo de que la magistrada no se ha adaptado bien a sus responsabilidades como ministra de Justicia. Tanto es así, que han llegado a descartar todo futuro político ya que la descartaron fulminantemente como posible candidata al Ayuntamiento de Madrid y ahora no la hacen hueco ni siquiera en la Asamblea a sabiendas de que llega el final de la legislatura. Que María Jesús Montero se haya tomado la libertad de cortarle el grifo a Llop por un compromiso adquirido por su parte de forma absolutamente unilateral es otro síntoma más de que desde Moncloa no ven a la ministra de Justicia con buenos ojos (ni proyección).
Pilar Llop se comprometió con los letrados a unas subidas salariales que nunca llegan. Esto se ha traducido en huelgas y protestas que Llop no sabe cómo sofocar porque ella misma se comprometió por escrito a llevar a cabo esas subidas. El resultado final es simple: la imagen de la magistrada sigue arrastrándose por el suelo mientras el Gobierno no le da ni el más mínimo auxilio dado que la ministra de Hacienda le ha reprochado a nivel interno a la de Justicia que no puede comprometer dinero del Estado sin tener en cuenta su criterio. Ahora mismo, los letrados tienen el no de Montero y el sí por escrito de Llop. Pero quien tiene la llave de la caja es la primera.
Llop está en una posición muy delicada y en el Gobierno consideran, según fuentes del más alto nivel del Ejecutivo, que es por culpa de su jefe de gabinete, Rafael Pérez, quien ha urdido toda su estrategia política en base a no exponerla a los medios. En el Gobierno tienen claro que lo que le pasa a Llop es falta de práctica ante las cámaras, es decir, que todos esos comentarios fuera de lugar y poco medidos son síntomas de la obsesión de Pérez de cuidar a Llop como si de un jarrón Ming se tratase. El hablar de que cuando coge el Metro ve a los ciudadanos discutiendo por la no renovación del Consejo General del Poder Judicial o el decir en la radio que es muy fácil demostrar un abuso sexual tan solo con enseñar la «herida» con fallos de guion culpa de la estrategia que la ministra ha asumido. Pero que ahora le den la espalda en el propio Gobierno es algo más grave con lo que la propia Llop no contaba.
PILAR LLOP SE AÍSLA
La ministra de Justicia, Pilar Llop, ha hecho historia como una de las dirigentes «peor» valoradas en su campo, tal y como detallan quienes la conocen. No hablamos solo de esos comentarios que tienen que ver con lo mucho que preocupa a los españoles que van en el Metro el hecho de que no se haya renovado el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), ni tampoco de que se haya tomado al libertad de suspender un acto de entrega de condecoraciones (Raimundo de Peñafort) por una pataleta política. Nos referimos a que se ha puesto en contra a los Letrados de la Administración de Justicia por no hacer caso a sus demandas y sobretodo por persistir en esa estrategia llevada a cabo por su jefe de gabinete, Rafael Pérez, que consiste básicamente en encerrarla en su despacho y en no dejarla que mantenga relaciones cordiales y profesionales con nadie que ronde a la ministra.
Los Letrados de la Administración de Justicia (LAJ) quieren cambios. Concretamente, exigen que atiendan sus demanda. Pero fuentes internas del Gobierno dejan claro que Pilar Llop se mantiene en sus trece de no salir del despacho y de no atender las peticiones que llegan a su puerta. Ya pasó más veces, pero ahora les ha tocado a los letrados.