El consejero de Salud del Gobierno asturiano, Pablo Fernández, se ha mostrado este jueves partidario de cumplir con las fases de desescalada «tal y como estaba previsto» y «con mucha prudencia». Aunque le consta que otras comunidades han pedido adelantar los plazos para pasar de fase, Fernández lo ha descartado para Asturias, a pesar de que los datos epidemiológicos son buenos en la comunidad autónoma.
El Principado de Asturias se encuentra desde este lunes 25 de mayo en la fase 2 o intermedia para recuperar paulatinamente la vida cotidiana y la actividad económica tras las medidas restrictivas impuestas por el Gobierno ante la crisis de COVID-19.
En una comisión parlamentaria por videoconferencia, Fernández ha dicho que «no es adecuado» pedir adelantos y sostiene que hay que guardar los 14 días establecidos para cada fase.
De esta forma Asturias no pasaría a la fase 3, al menos hasta dentro de semana y media, si todo va bien. Según las previsiones del dirigente asturiano, esa fase concluiría a finales del mes de junio.
Por lo que se refiere a la movilidad entre los territorios, Fernández se ha mostrado contrario y en este sentido ha defendido la declaración del estado de alarma para mantener las restricciones de movimientos. «En Asturias nos preocupa mucho», ha dicho. De hecho, Fernández considera que tiene que prolongarse el estado de alarma hasta que termine toda la etapa de transición para que no haya «trasiego» entre diferentes territorios.
«A mayor movilidad, más riesgo de contagio», ha insistido Pablo Fernández ante los diputados asturianos. Ha dicho que esa es la posición que sostienen los expertos epidemiólogos.