Pete Souza consagró una obra cumbre de la fotografía política en sus largos años a la sombra de Obama. Esta referencia de todo estudiante de máster, o meritorio becario, de comunicación política le está dando inesperados problemas al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Aunque se hace acompañar por un fotógrafo (o dos) allá donde vaya, no consigue la naturalidad del trabajo de Obama y Souza, el grial de la comunicación en imágenes. Sánchez fue al cine este lunes, con naturalidad, acompañado de fotógrafo por si a alguien se le pasaba sacar el móvil y viralizar su apoyo al cine español. Ah, claro, es que es la semana de los Goya…
Pedro Sánchez acudió este lunes a un cine cercano a Plaza de España para ver As Bestas, película de Rodrigo Sorogoyen y favorita absoluta para los Goya. Los principales premios -que no ínicos- del cine español se celebran este fin de semana, y Pedro Sánchez estará en ellos, como deja claro en sus redes sociales: “Nos vemos en los #Goya2023”, cierra su tweet. Como casi todo lo que hace Pedro Sánchez, hay ausencia absoluta de espontaneidad en el gesto y la acción estaba medida al milímetro por su equipo de Moncloa (La Moncloa, claro). El apoyo del sector artístico parece importante de cara a las elecciones, y actuaciones como la de Pedro Almodóvar en los recientes Feroz, la máxima expresión de la complicidad e identidad de objetivos políticos entre Gobierno y una parte de los cineastas, el conocido «Clan de la ceja».
LA COMPAÑÍA DE SÁNCHEZ AL CINE
A alguien le podría sorprender que Pedro Sánchez fuera al cine con una mujer morena. El cine, actividad de ocio hasta para los reyes de España, para Pedro Sánchez es un movimiento más del ajedrez político que edifica su estudiada imagen. La mujer no es otra que Manuela Villa Acosta (ella misma lo ha contado en las redes sociales), secretaria de Cultura y Deporte del PSOE y diputada socialista en la Asamblea de Madrid. Una gestora cultural de los tiempos del Matadero de Manuela Carmena, por dar más señas. No Begoña Gómez, su mujer, ni sus hijas, ni siquiera un amigo de la mili.
Con la sutileza de un gong y la espontaneidad de una zarzuela de Luis Cobos, Pedro Sánchez empezaba a preparar su performance de este sábado en los premios Goya, que tendrán lugar en el Palacio de Congresos y Exposiciones FIBES de Sevilla. Arriesgando lo mismo que un crupier en su propio casino, el presidente del Gobierno fue a ver la película archifavorita en todas las quinielas. Lo que cabe preguntarse es que, teniendo en cuenta que esos cines están a diez minutos de su residencia oficial en el Palacio de La Moncloa, y que As Bestas se estrenó en cines el 11 de noviembre del año pasado (hace tres meses), si tanta afición le tiene el presidente al cine español como presume en sus tweets.
Los reyes, a base de ir al cine de manera privada y con medidas de discreción, han logrado que su afición al celuloide ya no sea noticia. Son habituale sprecisamente de esos mismos cines a los que acudió Pedro Sánchez a disfrutar de As Bestas y hacerse la foto.
LOS PROBLEMAS CON LAS FOTOS
Las primeras fotos del presidente Sánchez tomadas con pretensión de espontaneidad, y chafadas, han pasado a la historia del error en comunicación política. Pedro Sánchez en el Falcon del Ejército del Aire con gafas de aviador, las manos del presidente del Gobierno… No estaba Pete Souza ni un fotógrafo de talento tras ellas, sino un periodista nombrado secretario de Estado para la Comunicación. Miguel Ángel Oliver -que desapareció de La Moncloa junto a Iván Redondo- fue quien, con su propio teléfono móvil corporativo, tomó aquellas imágenes. El resultado estuvo lejos de lo esperado, fueron fácil pasto de caricaturas y memes.
Es visible que el equipo de Pedro Sánchez ha decidido cambiar la orientación de su comunicación. Cine, petanca con jubilados, charlas con aire de improvisadas, cañas en un bar de Getafe… Todos estos actos, habituales en un mortal pero inéditos en el Sánchez investido de la presidencia, han empezado a aparecer en la agenda de La Moncloa. El problema es que ni su equipo, ni él mismo, ha logrado quitar el aire de impostura a todas estas imágenes. Lejos de ser acciones espontáneas que surgen al lance, como un pincho de tortilla improvisado en medio de la agenda, se trata de actos milimétricamente preparados, conforme al afán perfeccionista del propio Sánchez. Empezando por los acompañantes, sistemáticamente militantes socialistas de la más variada condición, pero todos ellos absolutamente afines a la causa. Esta vez la partenaire del presidente, que no se mueve sin un amplio despliegue de seguridad, fue la diputada Manuela Villa Acosta.
Una actuación como para un Goya, con mención a la mejor fotografía y guión de los fontaneros de Moncloa.