El Gobierno de Venezuela ha tildado este miércoles la conferencia de donantes organizada el martes por la UE y España para paliar la situación de los refugiados y migrantes venezolanos en países vecinos de «fraudulento espectáculo» y «evento ideologizado», al tiempo que ha asegurado que «pretende engañar» a la comunidad internacional.
«Venezuela deplora el fraudulento espectáculo organizado por un grupo de Gobiernos, autoproclamados donantes, liderados por la Unión Europea, que pretende engañar a la comunidad internacional para legitimar sus continuadas acciones intervencionistas, mediante falsas y precarias promesas de fondos, supuestamente dirigidos a atender la migración venezolana», ha indicado el Gobierno mediante un comunicado.
Así, la conferencia de donantes fue «un evento mediático ideologizado» que tenía el pretexto de «atacar» al Gobierno de Venezuela «con el inconfesable objetivo de tratar de ocultar las más recientes agresiones económicas y operaciones mercenarias contra el pueblo venezolano».
Según Caracas, «en la práctica no fue más que una nueva rebatiña de recursos entre burocracias de organismos internacionales y gestores políticos, sin relación alguna con las necesidades reales de los migrantes venezolanos».
Una acción de maquillaje que procura lavar el vergonzoso seguidismo de la Unión Europa en su notoria subordinación a la política de cambio de régimen de Washington y su complicidad con las medidas coercitivas unilaterales, que tanto daño y sufrimiento causan en Venezuela», ha criticado.
Asimismo, y en el contexto de la pandemia de la COVID-19, el Gobierno del presidente, Nicolás Maduro, ha tachado de «cínica» la «supuesta preocupación europea» por esta situación, ya que «los llamados países receptores y la mayoría de los autodenominados donantes son los principales focos del coronavirus en la región y en el mundo entero.
«Precisamente esos gobiernos son los que ameritan recursos y donaciones para enfrentar el colapso de sus sistemas de salud, proteger la vida de sus ciudadanos y recuperar sus economías ante la COVID-19», ha continuado.
«INEXCUSABLE OCULTAMIENTO DEL RETORNO»
Por otra parte, se ha referido al «inexcusable ocultamiento del masivo retorno de migrantes venezolanos» motivado, según Caracas, «por la xenofobia, la discriminación, el maltrato y, más recientemente, por el pésimo manejo de la pandemia en los países de acogida».
«Desde mediados de 2019, miles de venezolanos y venezolanas han regresado. Es de hacer notar que ningún testimonio de los retornados da fe de haber recibido algún apoyo o ayuda económica por parte de esos gobiernos a través de los supuestos donantes», ha aseverado.
Por último, Venezuela ha ratificado que «seguirá atendiendo a las decenas de miles de migrantes venezolanos que hoy vuelven a su patria, huyendo de la xenofobia esclavizante, la persecución y la expansión descontrolada de la COVID-19».
Asimismo, ha alertado sobre «la transparencia en el uso y destino de los recursos anunciados, que se corresponden en su inmensa mayoría con préstamos bancarios por lo que, más que una conferencia de donantes, el referido evento se puede calificar como un club de prestamistas y estafadores». «Un acto vergonzoso en tiempos de tanta dificultad para los pueblos de Europa, Norteamérica y América Latina», ha zanjado Caracas.
La conferencia de donantes recaudó 595 millones de euros, una cifra que los organizadores elevan hasta los 2.544 millones teniendo en cuenta préstamos y otras ayudas financieras que se pondrán a disposición de esta crisis migratoria.
Más de cinco millones de venezolanos han abandonado su país en los últimos años a causa de la crisis política y humanitaria que sufre. La mayoría ha ido a parar a los países de la región, que se han visto desbordados por sus necesidades, más ahora en el contexto del coronavirus.
El presidente colombiano, Iván Duque, cuyo país es el principal destino de la migración venezolana, avisó de que, si no se trabaja en paralelo a la respuesta humanitaria en una solución política para echar a Maduro del poder «rápidamente», el éxodo venezolano podría llegar a los siete millones de personas, por encima de la crisis de refugiados sirios.